ADN del crimen: el horror de mujeres desaparecidas une al zoológico de Musa Azar con la chanchería de Emerenciano Sena

Musa Azar tenía a su cargo una maquinaria parapolicial que intimidaba a opositores al caudillo Carlos Juárez

Del cuerpo de Leyla Nazar, solo encontraron el 38 por ciento . Los peritos nunca hallaron los 115 huesos restantes. En 2003, al revisar el sector de la jaula del águila, en el zoológico privado que Antonio Musa Azar, jefe del Servicio de Inteligencia del caudillo santiagueño Carlos Juárez , tenía en la localidad de Arraga, a 35 kilómetros de la capital provincial, encontraron restos óseos de una mano y un pie, de la adolescente.

Durante el juicio oral que terminó con la condena a prisión perpetua contra el líder de la "Gestapo santiagueña", como lo denominó Gustavo Béliz, por entonces ministro del Interior del Poder Ejecutivo Nacional, se determinó que después de torturar y matar a Leyla, tres expolicías de Santiago del Estero, subordinados de Musa Azar , descuartizaron el cuerpo y arrojaron algunas partes en las jaulas de los animales del zoológico particular del jefe de los espías santiagueños.

Veinte años después, la escena de técnicos forenses y búsqueda en un campo, donde se mantienen animales en cautiverio se repite. Cambia la provincia. Del zoológico privado de Musa Azar se pasó a la denominada chanchería de Emerenciano Sena. Aunque se modifican los nombres, el objetivo es el mismo: tratar de encontrar los restos de una mujer que habría sido asesinada y descuartizada.

Ambos casos tienen vasos comunicantes con otro crimen del poder: el homicidio de María Soledad Morales, ocurrido el 8 de septiembre de 1990, en Catamarca. En los tres asesinatos, los lugares de los hallazgos de los cuerpos no fueron las escenas primarias de los crímenes. Antes de descartar los cadáveres, los asesinos aprovecharon sus posiciones de poder que les daban impunidad para llevar los cuerpos de las víctimas por distintos lugares en los que se ocuparon de borrar pruebas que los vincularan con los homicidios.

Excavaciones en el zoológico de Musa Azar, en 2003

Después de asesinar a la estudiante catamarqueña, los homicidas llevaron el cuerpo a una clínica en el centro de San Fernando del Valle de Catamarca y lo lavaron con el objetivo de borrar las pruebas. A pesar de los años de investigación, nunca se pudo establecer si María Soledad fue llevada viva o muerta al mencionado centro asistencial, donde, antes de lavar el cuerpo, habrían intentado hacerle maniobras de RCP.

Luego, los asesinos, amparados por la noche, abandonaron el cuerpo a un costado de la ruta 38. Allí, los primeros policías que encontraron el cadáver lo cruzaron de un lado a otro de la ruta porque no se querían hacer cargo de la investigación. Dicho camino marcaba el límite de la jurisdicción de las...

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