Un acto de rebeldía con riesgo de fractura

Horacio Rodríguez Larreta anunció cómo será la votación en CABA y generó revuelo (archivo)

¿Gesto de autoridad o de desesperación? ¿Emancipación y construcción de liderazgo o suicidio político? ¿Fijación de límites o traición? ¿Reconfiguración de alianzas internas o ruptura? ¿Defensa de la autonomía porteña o cambio de reglas de juego?

La respuesta a cada una de esas preguntas que abrió la decisión de Horacio Rodríguez Larreta de desacoplar las elecciones porteñas de las nacionales depende de la pertenencia a cada lado de la grieta que ayer terminó por dividir al Pro en dos bandos duramente enfrentados. De un lado, quedó solo el larretismo y, del otro, el macrismo duro, en el que detrás de Mauricio Macri , se enrolan Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal , las otras dos precandidatas presidenciales del espacio.

Más allá de la dicotomía que impone cada segmento, las respuestas más acertadas a esos interrogantes se encuentran en una combinación de todos aquellos términos. En cada uno hay una cuota de verdad que explica lo que pasó y lo que se pretende.

Para los larretistas, finalmente, su jefe dio un gesto de autoridad, tuvo un acto de emancipación y fijó límites, que es lo que importa en términos políticos, después de que la cúpula amarilla, con el peso decisivo de Macri, terminara de inclinar la balanza en su contra y en favor de Bullrich y Vidal en la disputa electoral. En esa deriva, dicen, el macrismo pretendía, además, obligarlo a favorecer en la disputa porteña a Jorge Macri en desmedro del acuerdo de fair play con el radicalismo, que tiene de precandidato en la ciudad a Martín Lousteau . Una acción que pondría en cuestión, por añadidura, la construcción nacional del larretismo.

En lo formal, no obstante, Larreta y sus voceros prefieren argumentar que su decisión de diferenciar formas de votar entre lo nacional y lo local no implica un cambio de reglas en medio del proceso, como lo acusan. Sostienen, por el contrario, que solo se trata de respetar lo establecido en el Código Electoral porteño vigente, que preserva la autonomía porteña y protege la independencia para elegir de los habitantes de la ciudad, para la cual el jefe de gobierno debe anunciar la convocataria a elecciones el proxímo viernes 14, como fecha límite. Poco importa ahora que esa norma se haya alterado en el umbral del proceso electoral de 2019, por iniciativa y en beneficio, paradójicamente, del propio Macri, para ayudar, con comicios unificados, a su complicado (y...

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