Tiene 91 años, trabaja nueve horas por día y su papá creó 'el gran invento argentino': 'La vida es maravillosa, pero hay que merecerla'

Lúcida y con un sentido del humor envidiables, Mariana Biró vive en la misma casa que compartió con sus padres, un caserón racionalista que desborda claridad

"No sé si mi vida es atípica, es la única que tengo". Así comienza la charla de Mariana Biró con LA NACION . Con una lucidez, sentido común y humor sorprendentes, esta mujer de jóvenes 91 años convierte el rato en una gran enseñanza. En 1966, junto a su marido, fundó la Escuela del Sol , pero es docente más allá de las aulas. Es de esas personas que da gusto escuchar.

-¿Por qué la docencia?

-Me lo pregunto cada viernes.

A buen humor no le gana nadie. Su padre fue Ladislao José Biró, el creador del bolígrafo (la querida birome) , ese invento que democratizó la escritura por su bajo costo y accesibilidad y que popularizó su apellido. "En parte, uno elige la vida, pero también hay algo que se llama destino, aunque el destino no tiene la culpa de nada, sucede, es uno el que responde o no a eso. De lo único que no se es responsable es de la familia en la que se nació; de ahí en más, el resto depende de uno", explica, categórica, desde el vamos y dejando en claro que forjó su vida a puro esfuerzo y vocación propia, más allá del gran invento que recorre el mundo y que lleva su apellido .

Buscando entender el brebaje de la lozanía eterna que pareciera poseer, el cronista intenta descular el secreto, la revelación. Aunque la tarea parece infructuosa, algunas claves se van deslizando a lo largo de la charla en el enorme caserón racionalista ubicado en el límite entre Belgrano R y Colegiales . "La alimentación no es un tema", adelanta. Come de todo, pero aclara, "no puede faltar medio pomelo en el desayuno" . "Mi marido me decía que amaba más al pomelo que a él", rememora. Camina a paso vivo -hay que seguirle el tren- y su casa de tres pisos la recorre por escalera.

Llegó de su Hungría natal a los nueve años , previo paso de unos meses por París , "era plena guerra". Fue en ese tiempo cuando comenzó su romance -que continúa hasta la actualidad- con la ciudad que cobija al Museo de Orsay y a su estupenda pinacoteca. Alma de docente. Mariana Biró siempre buscó que sus alumnos pudieran adquirir herramientas de pensamiento antes que conocimientos formales

Su vida hoy: "No importa el resultado, sino haberlo podido hacer"

El 16 de abril cumplirá 92 años . Activa como nadie, aún maneja su propio vehículo . "La composición celular no la podés remediar", se justifica pero, agrega, "también cuenta la educación de cada uno".

-En usted, ¿cómo se aplica eso?

-Al ser mi padre un inventor, era un optimista y eso es contagioso. Quizás no le salía el producto, pero te mostraba lo interesante de la construcción del proyecto que no logró como esperaba.

-Resignificar el valor del proceso.

-No importaba el resultado, sino haberlo podido hacer y darse cuenta de que no funcionaba.

Su mamá enfermó de tuberculosis siendo ella una niña. De aquella experiencia recuerda que cuando el médico le preguntó "¿usted quiere vivir?", su madre respondió afirmativamente. "Entonces va a vivir", le dijo el profesional, pero ella retrucó: "Doctor, ¿y el Bacilo de Coch ?". Entonces el médico le sentenció "del Bacilo nos ocupamos nosotros".

-Su madre, ¿sanó?

-Mi mamá se curó y murió a los 83 años. Para mí, enfermarme significa curar, por eso el olor de un sanatorio me resulta lindo . El hecho del optimismo de mi padre y que mi madre se haya curado es...

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