Los 70: la operación Cóndor Azul, el ensayo de golpe de Estado que tuvo en vilo al país

En diciembre de 1975, un levantamiento en la Fuerza Aérea jaqueó al gobierno de Isabel Perón

Cuando en el Aeroparque se cancelan los vuelos suele ser por una de dos razones: meteorológicas o sindicales. Sin embargo, una vez hubo una tercera razón. Fue por un golpe de Estado.

Se trató de un intento fallido, confuso, más o menos improvisado, de derrocar a Isabel Perón. Sin embargo, el levantamiento de Aeroparque, que se extendió desde el jueves 18 hasta el martes 23 de diciembre de 1975 y estuvo liderado por el brigadier Jesús Orlando Capellini, fracasó a medias, porque, a la vez, sirvió para despejar el camino al golpe del 24 de marzo de 1976, no por casualidad consumado tres meses después.

En 1955, curiosamente, también pasaron 90 días desde el primer intento de derrocar a Perón -en rigor, el bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de junio pretendía asesinarlo- hasta la efectiva toma del poder por los militares, el 16 de septiembre. Es cierto que a la tragedia del bombardeo no se la puede comparar con nada. El parecido solo se refiere al golpe de Estado en dos cuotas, separadas por tres meses exactos. En ambos casos sirvieron para aumentar el desgaste de gobiernos peronistas que habían quedado "advertidos" de lo que en verdad sería a esa altura un destino inexorable. Tanto el gobierno de Perón, en 1955, como el de su esposa, dos décadas después, fueron compelidos a producir cambios de rumbo bajo amenaza de recibir el tiro final, pero a la luz de la historia es evidente que no había chances reales de evitar las caídas.

El brigadier Capellini (1925-2011) era un nacionalista católico cuya soledad en los cuarteles quedó expuesta cuando, en medio de la conmoción nacional, recibió como único apoyo la solidaridad del general Juan Carlos Onganía. El sector de Capellini expresaba un nacionalismo de extrema derecha dentro de las Fuerzas Armadas, que tenía como referente a Jordán Bruno Genta. Pero no era una línea hegemónica, ni siquiera en la Fuerza Aérea.

Este brigadier, segundo jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, pretendía que Videla, nombrado por Isabel en agosto como comandante en jefe del Ejército, asumiera el gobierno. Pero Videla y Roberto Viola eran de orientación liberal. El Ejército, fuerza determinante en la preparación del golpe de 1976, no se iba a plegar a un movimiento surgido en el seno de la Fuerza Aérea y desde otra corriente ideológica, más allá de que todos coincidían en que Isabel Perón debía terminar destituida.

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