Tiene 66, besó a un solo hombre y cuenta su clave para el amor

Amor adolescente.

En Belén, Catamarca, Nury llevaba una vida marcada por el ritmo familiar, estricto y disciplinado. De familia árabe, a sus 12 años cumplía con sus responsabilidades como buena niña dedicada a estudiar. Sin embargo, su vida había dejado de ser lo que la rutina aparentaba. Hacía unas semanas, su corazón había comenzado a latir con fuerza, los colores surgían más intensos y las melodías la trasladaban a mundos fantasiosos: estaba enamorada.

Acababa de ingresar al secundario y Armando era casi cuatro años mayor. En algún momento, Nury recibió una cartita de su amado y, con una fluidez natural, los mensajitos fueron y vinieron hasta que se declararon novios. "Era todo muy inocente y, como en casa eran muy estrictos, no me dejaban salir mucho".

Alejados por kilómetros

Armando y Nury no escondían su enamoramiento, pero su entorno no estaba conforme con la relación. A pesar de que sus familias eran amigas y compartían reuniones, cada parte tenía sus propios planes para sus hijos. Primero y, ante todo, debían estudiar, y para alivio de los mayores, se tomó la decisión de que Armando terminara sus últimos dos años de secundaria en Córdoba y luego se quedara a estudiar allí: "A pesar de que intentaban alejarnos, no podíamos olvidarnos", rememora Nury con emoción. "A mis 16, mis padres autorizaron a que nos viéramos en casa cuando él venía de Córdoba".

Belén, Catamarca.

Pero en la vida de joven también había otra realidad que hacía sufrir su corazón adolescente: a Armando le presentaban a otras chicas, lo llevaban a fiestas donde atractivas jovencitas lo pretendían, pero, al final del día, él le decía :"Tú eres mi novia".

"Yo también tenía candidatos, pero, si bien para el mundo lo nuestro no era serio, mi concepto del amor es que no debía hacer paréntesis, por lo que nunca besé a otro. Eso sí, en las fiestas del pueblo me encantaba bailar, siempre fui alegre, inocente, pero muy pensante y responsable".

Una cruzada para estar cerca del amor y un destino que no fue

Nury terminó el secundario a los 16 y, a partir de entonces, inició su cruzada para poder ir a estudiar a la universidad de Córdoba y estar cerca de su enamorado. Querían enviarla a Tucumán, donde tenían familia, y ella sintió que su mundo se caía a pedazos. Fue entonces que todo ese amor que sabía que Armando sentía por ella, emergió con fuerza: él mismo llamó a sus padres y les dijo que la respetaría y cuidaría como a lo más preciado.

El amor triunfó y Nury partió a...

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