Brasil

Pasaron apenas algo más de cien días, pero el 7-1 de Alemania, ese día "catástrofe nacional" en Brasil, no es tema de campaña en las elecciones que se celebran este domingo en el país del Mundial. Algunos pronosticadores sobrestimaron tal vez la importancia del fútbol. O quizá la amnesia colectiva es el mejor antídoto para superar la derrota más humillante en la historia del fútbol brasileño. Como sea, dos campeones mundiales, Romario y Ronaldo, son nombres de peso para la votación decisiva del domingo. En 1997, ambos escaparon juntos una noche de la concentración de Brasil en la Copa América de Bolivia. Escalera para trepar el muro, taxi al otro lado y soborno a los guardias. Diecisiete años después, la política los encuentra en caminos distintos. Romario, héroe de la conquista del Mundial 94, fue el senador más votado hace veinte días en Río de Janeiro, con un récord de 4,6 millones de sufragios. Y Ronaldo, héroe del Mundial 2002, hace campaña por su amigo Aécio Neves. Apenas después del 7-1, el candidato del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) afirmó que la presidenta Dilma Rousseff "pagaría las consecuencias de haber usado el Mundial". Neves dejó ese día el estadio en silencio veinte minutos antes del final. Evitó eventuales insultos como los que recibió Dilma el día de la inauguración. Fueron "elites blancas", dijo luego el ex presidente Lula, que rechazan un eventual cuarto gobierno seguido del Partido de los Trabajadores (PT).Romario, que ganó votos denunciando como diputado en el Congreso al establishment del fútbol y los gastos obscenos del Mundial, es un francotirador, en problemas hasta con el Partido Socialista Brasileño (PSB, de Marina Silva), al que pertenece. No definió aún su voto para el domingo, pero es muy duro contra el PT. Siempre Deportivo Romario, al "Baixinho" nada le venía bien cuando en 1997 decidió volver a jugar en Valencia. Que la casa no era la prometida. Que no tenía auto. Que debían pagarle en dólares. Jorge Valdano apoyó sus reclamos y Romario, consciente de que el técnico no estaba fuerte, le dijo agradecido que si lo echaban él también se iría del club. "Recordá que los jugadores más jóvenes te miran -le pidió Valdano-, fijate si, además de reclamar, también vos podés comenzar a darle algo al equipo." Al día siguiente, el DT preguntó al amigo-chofer de Romario cómo estaba el crack. "Hoy está raro, medio filósofo -le respondió el asistente-, vino todo el viaje diciéndome: «para recibir hay que dar»."...

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