Más presión impositiva y acoso intervencionista

La http://www.lanacion.com.ar/la-puja-por-ganancias-t47555sumados a su instinto intervencionista, lo han llevado a someter al sector privado a acosos difíciles de sobrellevar. La modificación del impuesto a las ganancias añadirá una nueva vuelta de tuerca sobre la desmedida presión impositiva que soportan las empresas y los accionistas que cumplen sus obligaciones tributarias.http://www.lanacion.com.ar/1617941-el-impuesto-a-las-ganancias-un-jeroglifico-para-los-trabajadorescon el 35% que las empresas ya han debido pagar sobre sus utilidades. Se acumula así un total neto de 41,5% sobre las ganancias. Es la tasa más elevada entre los países comparables de la región. En Chile es del 35% sobre los dividendos recibidos, pero se deduce lo que la sociedad ya ha devengado como impuesto primario a las utilidades, que es del 20%. En Uruguay la tasa del impuesto es del 25% mientras que en Brasil es del 15%, con un adicional del 10% para utilidades mayores a 240.000 reales anuales.Pero el impuesto a las ganancias no es el único que ha crecido en la Argentina. Las provincias y municipios han producido aumentos notables en las alícuotas de sus propios tributos y tasas. El impuesto a los Ingresos Brutos alcanza niveles de hasta el 4% del valor de las ventas en muchas actividades y en varias provincias. Los gravámenes provinciales y municipales sobre la propiedad industrial y agropecuaria han crecido más que la inflación real al impulso de una avidez por cubrir los déficits de gran parte de los gobiernos locales. El crecimiento del gasto y la reducción de las transferencias recibidas desde el gobierno nacional han puesto a los gobernadores en la opción de emitir moneda propia o de aumentar sus impuestos. Han seguido este último camino, aunque nada asegura que deban apelar también al primero. Los municipios han seguido un curso similar con sus tasas y contribuciones.El abuso impositivo sobre las empresas tiene su causa evidente en el desborde del gasto público, del cual nos hemos ocupado reiteradamente en esta columna editorial. Pero este no es el único problema que afecta en forma creciente la competitividad de quienes producen en la Argentina. Deben también sobrellevar el retraso en el tipo de cambio oficial aplicado al comercio exterior. Para peor, las empresas están informalmente pero...

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