¿A quién creerle, a Carrió o a Lorenzetti?

Dos dilemas se han instalado en nuestra atribulada realidad. El primero es si la República sobrevivirá o no sobrevivirá a los embates de una presidenta que se http://www.lanacion.com.ar/1575791-diputados-en-medio-de-una-sesion-maratonica-el-kirchnerismo-avanza-con-la-reforma-de-la-justicia. El segundo dilema enfrentó entre ellos a dos defensores de la República, http://www.lanacion.com.ar/1576122-elisa-carrio-llevo-a-la-justicia-sus-pruebas-sobre-un-pacto-entre-cristina-kirchner-y-ricardo-lorenzettiy el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. El primer dilema es "frontal" porque, según se resuelva en un sentido o en el otro, seguiremos viviendo o dejaremos de vivir en una república. El segundo dilema es "indirecto" porque, para resolverlo, tendríamos que determinar primero si es Carrió o es Lorenzetti quien tiene la razón o si, en última instancia, ambos debieran compartirla.El principio que define a la República es la división de los poderes o, dicho de otro modo, que en ella nadie tiene el monopolio del poder porque, si alguien lo tuviera, correría peligro el bien más preciado de las repúblicas: la libertad de los ciudadanos. Por eso, el mal al que más han de temer los ciudadanos que estiman a la libertad es la concentración del poder en una sola mano, según la famosa advertencia de lord Acton: "El poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente".Aquí y en todas partes, por ello, la concentración del poder y la corrupción son primos hermanos. No deben extrañarnos, así, los grandes escándalos de corrupción que en estos días nos alarman. Ellos resultan, si se quiere, connaturales a la concentración del poder. Tampoco ha de extrañarnos, en este sentido, que tras dominar a dos de los tres poderes que son la base de nuestro sistema constitucional –el Ejecutivo y el Legislativo– la Presidenta haya partido en busca del único poder que le falta para completar el monopolio: el Poder Judicial .Que la Presidenta quiera cercar ahora al Poder Judicial que le falta, ya es suficientemente grave. La sensación de alarma por nuestras libertades se acrecienta aún más al comprobar que, entre los propios defensores de la libertad, cunde además el mal tan argentino de la división . Como lo anticipábamos al comienzo de este artículo, estamos pensando en Carrió y en Lorenzetti. La que abrió el fuego en este campo fue la propia Lilita, al denunciar presuntas negociaciones non sanctas entre el presidente de la Corte Suprema, cuya principal misión...

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