A los 40. Una bici, dos patines y un recuerdo infantil de Olavarría que cambió todo: 'Nos turnábamos para usar la Aurorita'

Jésica y su hermana Yanina con la bicicleta Aurorita que tanto querían.

Nunca pensó que su ejemplo podría contagiar. Tampoco que el descubrimiento de una nueva forma de percibir el mundo llegaría cuando se encontraba cerca de cumplir la cuarta década de vida . Pero lo que menos imaginaba fue que ese hallazgo llegaría de la mano de un vehículo íntimamente ligado a su historia familiar y disfrute personal y que la llevaría a escribir un nuevo capítulo en su vida.

Criada en la ciudad de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires, Jésica Recio (41) recuerda una infancia sencillamente feliz. "Mi papá era transportista. Toda la semana con mi mamá esperábamos que llegara el viernes para escuchar el motor del camión que anunciaba que papá regresaba". Su madre tejía el hogar y cuidaba a sus cuatro hijos, tres mujeres y un varón. La casa estaba siempre llena de agujas, lanas, moldes y revistas de costura.

Los hermanos.

"Recuerdo mi infancia jugando en la calle, con mis hermanos y vecinos. Pasábamos las tardes entre patines y bicicletas. Con mis hermanas teníamos un solo par de patines de cuatro ruedas rojas y una bici Aurorita, roja también. Con Yani y Carla nos turnábamos para usarlos. Jugábamos toda la tarde de esquina a esquina y nos sentábamos a esperar que nos tocara el turno para usar la Aurorita. Amábamos esa bicicleta, nos encantaba pedalear".

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"Fue triste y difícil"

Al finalizar el colegio secundario, Jésica decidió ir a estudiar a Mar del Plata. En forma paralela trabajaba y eso le dejaba poco tiempo para poder regresar a su Olavarría natal. Hasta que en octubre de 2004, una mala noticia golpeó su puerta. Su madre había fallecido por una enfermedad del corazón. "En ese momento yo tenía 22 años, estaba terminando mis estudios en Administración de Empresas. Fue muy triste y difícil. Luego de recibirme decidí volver a Olavarría para estar más cerca de mis hermanos".

Pasaron los años, cada uno de los Recio siguió su vida, a pesar de la tristeza. Se mantuvieron unidos. Jésica emprendió su regreso a Olavarría. La Facultad de Abogacía estaba ubicada a pocos pasos de su casa. "La comodidad de tenerla cerca y mi interés por adquirir nuevos conocimientos para complementar mis estudios anteriores me empujaron a anotarme". Se recibió en 2012 y comenzó a ejercer y dar clases en educación pública.

Con sus hermanos en Mar del Plata, el amor por las ruedas lo mantienen intacto.

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