Sentencia nº 26593 de Cámara en lo Civil y Comercial Sala II de Provincia de Jujuy, de 14 de Marzo de 2001

Fecha de Resolución14 de Marzo de 2001
EmisorCámara en lo Civil y Comercial Sala II

///en la Ciudad de San Salvador de Jujuy, Capital de la Provincia de Jujuy, República Argentina, a los 14 días del mes de marzo del año dos mil uno, reunidos los Sres. Vocales de la Sala Segunda de la Cámara Civil y Comercial, D.. N.A.D.D.A., E.R.M. y J.D.A.; presidencia de la nombrada en primer término, vieron el Expte. Nº: B-26.593/97 "ORDINARIO POR DAÑOS Y PERJUICIOS: F.P.G. c/ CLINICA PERICO S.R.L. y JULIO T. CHANAMPA" (tres cuerpos), sus agregados: Expte.Nº: B-22.278/95 "DISCERNIMIENTO DE TUTOR AD-LITEM: GIRON, F.P. POR LA MENOR LOPEZ, A.M.R." del Tribunal de Familia, Vocalía de la Dra. G.C. de P. y Expte. Nº: 648/97 “DENUNCIA RESLIZADA POR FRNANDO PATRICIO GIRON”, radicada ante la Secretaría Nº: 3, del Juzgado de Instrucción en lo Penal Nº: 2.- - - - - - - - - - - - - - - - - La Dra. N.A.DEMATTEID.A., dijo:

  1. - Viene en los autos el Dr. M.A.I., en su carácter de mandatario de F.P.G., destaca que éste concurre por sí y por la tutela especial de la menor A.M.K.L., que se discerniera según testimonio que se agrega. Promueve demanda por indemnización de daños y perjuicios en contra de la CLINICA PERICO S.R.L. y JULIO T. CHANAMPA.

    La acción se promueve por el obrar negligente e imprudente de el último, y por responsabilidad colateral de la razón social. P. resarcimiento integral, con más intereses legales y costas.

    Relata que en 28 de setiembre de 1974 nacía quién en vida fuera M.K.G., hermana del poderdante quién contrajo enlace con O.A.L., de la unión queda embarazada y tomó los servicios médicos de la Clínica Perico S.R.L. y dentro de ella quedó bajo atención del Dr. Chanampa, convirtiéndose en médico de cabecera, sin perjuicio de la participación menor de otros galenos.

    Desde los primeros meses de embarazo presentó M. una serie importante de cefaleas que podían cubrir la zona frontonasal o bien tomar desde la nuca a la frente, por toda la cabeza. Luego de análisis que se le hicieron se le indicó que padecía de anemia y le indicaron sueros, comprimidos, dieta, todo lo que cumplió con estrictez. A pesar del tratamiento el dolor se mantuvo, por lo que estuvo bajo supervisión permanente del mismo médico e internada por pequeños períodos.

    El 8 de julio de 1997, a las 10 horas aproximadamente debió ser internada en la clínica por fuerte cefalea y luego de examinarla se le dijo que no pasaba de un cólico hepático, inexplicable ya que su dieta no pasaba de frutas, verduras, comida hervida, carne magra asada, poca sal, etc.; sin embargo se aceptó el diagnóstico del médico, así como la explicación que solo quedaría internada hasta el día siguiente.

    El 9 de julio no le dieron el alta prometida, ya que los dolores de cabeza eran muy fuertes, indicándose suero (dextrosa), vitaminas y se explicó a la familia que la paciente se encontraba con un cuadro anémico, que nada se debía temer, siguiendo toda la jornada con los fuertes dolores, aduciendo que sentía como si muchísimas agujas le pincharan la cabeza. A las 21 horas, y sin prestar mayor atención al severo cuadro de dolor se le indicó que no debía preocuparse porque era propio del trabajo de parto, en el que había ingresado y que ya tenía suficiente dilatación en el canal, por ello a las 22 horas ingresó a la sala de partos, cuando en la Clínica no había nadie más que el Dr. Chanampa y una enfermera, es decir no quedaba personal profesional o auxiliar sino algunos miembros de la familia.

    A la hora una del día 10 de julio, la tensión que se vivía afuera de la Sala de partos era insoportable ya que M., no sólo se quejaba de la cefalea sino de los apretujones que se le propinaban en el vientre para forzar el parto, sin que nada de ello provocara el nacimiento de la criatura; sobre esa hora el esposo que había ingresado a la sala de partos, salió para tranquilizar a los miembros de la familia, oportunidad en la que conversó con el Dr. Chanampa y le pidió que produjera una cesárea, a lo que el médico se negó, como se negó a provocar una incisión en el canal para facilitar la expulsión de la criatura.

    Poco después de las horas dos nació la criatura y sobre las horas dos y media se retiró el médico de la sala de partos, expresando que todo estaba bien, que el parto había sido normal, que no se hicieron puntos; en esa ocasión el médico lucía ropa de paisano, no de cirujano.

    A las dos y cuarenta y cinco la familia en pleno –los que quedaron dentro de la clínica, solicitaban saber alguna novedad también de la madre, explicándole la enfermera que no la retiraban de la sala de partos porque la señora estaba muy mal, que no podía reaccionar y se avocó a buscar al médico, quién de regreso la atendió e indicó que se la trasladaría a la sala de internación, que todo estaba bien.

    El traslado se produjo casi a las tres y treinta horas oportunidad en que M. se quejaba de fuertes dolores como de contracciones, transpiración fría, se encontraba visiblemente descompensada, lo que preocupó a todos; sin embargo el Dr. Chanampa explicó que no había razón para preocuparse que la placenta había sido retirada en su totalidad, pero que –si hacía falta- en unos treinta minutos haría un nuevo estudio, que entretanto bastaba con arroparla bien y calefaccionar el ambiente procurándose unas frazadas y una estufa.

    A horas cuatro, el cuadro no mejoraba en ningún aspecto; todo lo contrario, presentaba signos de empeoramiento ya que ni siquiera podía respirar, daba bocanadas de aire, sin perder la conciencia trató de arrancarse la canalización lo que llevó a la desesperación de los familiares, preocupación que trató de ser calmada por la enfermera en especial, se indicó un antibiótico que fue comprado en la farmacia de turno porque la clínica no lo poseía, aplicándose dicho medicamento (Cloromicetin) como a las 4,20 en forma inyectable.

    El cuadro tendía a empeorar y ante la angustia de la familia se explicó que ello acontecía porque la presión había bajado y esto no era sino una consecuencia sino complicaciones de la anemia que era reacción que podría calificarse de normal. Algún miembro de la familia advirtió que la reciente madre tenía aplicado sobre su vagina pañales y algodones que trataban de frenar una evidente hemorragia que no cesaba, en tanto que se continuaban las quejas de dolor, de no poder respirar, se contraían los músculos de la cara, llegando a deformar sus facciones, en tanto se explicaba a los presentes que la placenta había salido toda, que con calmantes todo pasaría, más cuando se le pidió al médico si era posible inocular sangre o plasma, se indicó que en la clínica no había.

    Continuó M. quejándose, sin poder respirar, tomando aire en modo muy forzado, las venas del cuello se le inflamaban con cada espasmo, blanqueaba los ojos, esto en períodos de 20 a 30 minutos, a los que seguía un período mucho más breve de 5 a 10 minutos de relativa calma, oportunidad en la que se explicaba a los parientes como ya se estaba recuperando la normalidad; en la ocasión no se le suministró oxígeno, tampoco se dijo nada de proveer algún medio de respiración asistida, en definitiva nada se hizo por la paciente.

    A la hora seis, cuando una nueva enfermera debía tomar el turno que se iniciaba, no quiso hacerse cargo de la paciente, por presentar la misma, un cuadro de descompensación total, sugirió y consiguió un tubo de oxígeno y la pertinente mascarilla, así como que indicó el traslado en ambulancia a un centro médico que realmente pudiera atender tal cuadro agónico que se venía desarrollando desde casi tres horas atrás.

    Como la clínica no poseía ambulancia, debió requerirse la del Hospital Dr. P.Z., ocasión en la que el Dr. Chanampa, indicó que se trasladaría a la paciente al S.A., porque era el que poseía camas disponibles.

    A horas seis y treinta la paciente fue embarcada en la ambulancia, la que partió rumbo a esta ciudad; pasando por Palpalá el médico retiró la mascarilla y colocó los tubos de provisión de oxígeno directamente en las fosas nasales y así se llegó al Sanatorio Argañaraz donde C. solicitó atención de terapia para un cuadro de coma; efectivamente fue ingresada a terapia, por un lapso de no más de 15 o 20 minutos, transcurridos los cuales retiraron el cuerpo sin vida de M., la que fue devuelta a P. en la misma ambulancia.

    Pone de relieve que M. era una adulta joven, sin ningún género de anomalía congénita que evidenciara riesgo de muerte ni mucho menos, al menos no existió ningún problema en su organismo, que se evidenciara con antelación a su embarazo; se sometió en todo momento a las indicaciones y prescripciones que daba el Dr. Chanampa, como médico de la Clínica Perico S.R.L., en una palabra dice que la extinta jamás descuidó la atención de su persona y de su embarazo.

    En cambio diversos matices de los accionados dan cuenta de la acción y de la omisión de los mismos que configura claro supuesto de indebida prestación de su ciencia, de su técnica y de su organización. Por ejemplo en ningún momento se otorgó ni a la víctima, ni a sus familiares directos un cuadro real de la situación que se padeció en cada oportunidad, ocultando maliciosamente, o cuando menos por gravísima negligencia, lo que realmente acontecía.

    Sostiene que la víctima padeció de alguna patología en su cabeza y que puntualmente pudo afectar su masa encefálica, lo que se explicó como una cuestión de anemia, lo que bien puede ser posible en los primeros meses de embarazo, dado los requerimientos del embrión, porque la anemia del primer trimestre se considera fisiológica, pero a partir de allí resulta imposible considerar que en definitiva tal supuesta anemia fuera la causa del deceso. En vez de hacer estudios, se optó por la salida más fácil: la de no hacer nada.

    A pesar de las dolencias de la víctima, la continuidad de sus cefaleas, sus quejas que la llevaron a internarse el 8 de julio, no podía decirse que C. tenía en sus manos un parto normal. Todo lo contrario, en sus manos pasaba una persona que adolecía de serias dolencias que complicaban su situación y ni así previó la posibilidad de una...

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