Andrea Del Boca: en Tiempo de pensar

"Perdí eso que llaman «fin de semana». Mis jornadas laborales empiezan ahora en domingo y terminan el domingo siguiente", dice Andrea Del Boca, sin perder la sonrisa, mientras recibe a LA NACION en su casa, al mismo tiempo que su madre en el teléfono ajusta el horario de otro encuentro con el periodismo y ella cuenta que más tarde tiene una reunión con unos empresarios que harán su aporte para la ficción en la que está trabajando, en el doble rol de actriz y productora. El primer resultado del trabajo para el que ella debe ponerse un rato en la piel de una hija en la encrucijada de internar o no en un geriátrico a su padre con Alzheimer o el de una madre cuya hija adolescente quedó embarazada, mientras piensa en los cheques que debe librar para pagar gastos de producción y más tarde pasar a ver cómo quedó la edición de algún capítulo, podrá verse esta noche, a las 22, por Canal 7. Se trata del primer episodio de Tiempo de pensar, la serie de unitarios, de una hora, que la emisora estatal pondrá en pantalla, los sábados en ese horario, durante 13 semanas y que tocará distintos temas de raigambre social, como el del lugar de los ancianos en nuestra sociedad, la adicción a las cirugías estéticas, los embarazos adolescentes, la violencia laboral, la trata de personas, el robo de chicos, la discriminación, el divorcio, la adopción y la infertilidad.-¿Este proyecto no iba a ser una telenovela?- Sí, yo en la productora tengo el proyecto de hacer una telenovela, pero en este caso los tiempos no daban. Estaba en el medio de la gira con Eva y Victoria en teatro. Los tiempos de una telenovela son distintos de los de un unitario, sobre todo, durante los meses en que se extiende. Por las necesidades de ambas partes, fuimos ajustando las cosas, y surgió este proyecto. Por un lado, yo tenía ganas de hacer algo para la televisión pública, y ellos querían hacer ficción, con la idea de Tristán [Bauer] de generar algo que tuviera posibilidades de posicionarse en el exterior, para mostrar a nuestro país como sociedad. Esto es algo bueno, para recuperar un lugar que se perdió en los últimos años. Lo que se vende últimamente al exterior son los formatos, los libros. Con eso se hacen versiones de nuestros programas en las que no se ve a nuestros actores, a nuestros paisajes o a nuestra idiosincrasia. Pero es bueno que el aporte de la televisión a la exportación cultural sea con programas hechos en el país. Esto lo saben muy bien México o Brasil, donde se le da mucha...

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