23 años después, recordar su cumpleaños fue la clave para contactar a un amor de la adolescencia: 'Ella no había olvidado el aroma de mi piel'

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Unos besos con química y nada más. Esa había sido su breve -aunque impredecible- historia de amor . Corrían los noventa cuando José y María Luz coincidieron en un mismo bar. Él sintió el flechazo en el preciso instante en que sus miradas se cruzaron. "Me gustó todo de ella. Su cuerpo delgado, frágil, sensual y joven. Su rostro pálido, perfecto y con unos ojos marrones profundos que me llegaron hasta el alma".

Aunque tenían conocidos en común, el capítulo siguiente en la historia que deseaban escribir juntos nunca llegó . La madre de María Luz se opuso firmemente a que se hija menor saliera con José. Aparentemente el aspecto desaliñado de aquel joven de Olavarría, una ciudad en el interior de la provincia de Buenos Aires, no era lo que la mujer buscaba para su hija.

"La madre no me quiso en ese momento por mi apariencia de hippie. No quería de ninguna manera que su bella hija estuviera con un impresentable como yo". Ella tenía 18 años y él 23 y quizás la inmadurez emocional que entonces tenían les impidió poder pelear por su amor. Dejaron de verse de la noche a la mañana y cada uno continuó con su camino.

José y María Luz

Siempre recordé su cumpleaños

23 años después, en plena pandemia e invadido por la curiosidad, José sintió una fuerte necesidad de saber qué había sido de la vida de su novia de ojos marrones y mirada profunda . La buscó por las redes sociales y Facebook le dio la respuesta que necesitaba.

"Siempre recordé su cumpleaños, que es el 6 de mayo, y eso creo que fue clave para poder encontrarla. Cuando vi su foto de perfil sentí una fuerte presión en el pecho y fue suficiente para entender que nunca había dejado de amarla . Tanto, que de los nervios y por los usos horarios le escribí Hola Lu, feliz cumpleaños el 5 de mayo de 2021″.

José no lo imaginaba, pero ella respondió al instante. "Me pasó su número de teléfono Después de un hola , yo idiotizado y neutro de emociones no sabía que eran todos esos números. ¡Hombre! ¡es mí móvil! me dijo. De ahí en más no paramos de charlar y dar rienda suelta a ese sentimiento ahora despierto, que estuvo adormecido por años". José supo que María Luz vivía en España, que tiene un hijo y que trabajaba en el cuidado de un niño autista en ese país.

Después de varios meses de proyectar un encuentro, y entre idas y vueltas emocionales, María Luz decidió viajar a la Argentina . "Mi miedo era creer que la prioridad de ella era su familia, sus lugares de juventud, sus amigos. Nunca acepté que...

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