Guillermito

Un toque de clarín que anunciaba el comienzo de la muestra de productos argentinos en Luanda irritó al ternero Guillermito. Joven aún, pero dueño de un carácter vivo, embistió contra los precarios puestos con los que nuestro país pretendía maravillar a los africanos. No dejó nada en pie y su furia aumentó, naturalmente, al divisar la bandera angoleña que enarbolaba un puñado de nuestros anfitriones, ya que la franja superior de esa divisa es de un intenso color rojo. Los angoleños entonaban en esos momentos el himno, que dice: "Oh, Patria, saludemos a tus hijos tumbados por nuestra independencia". Al levantarse, magullados, comentaron que una cosa es ser aplastados mientras se lucha por la libertad y otra ser derribados por un retoño de mala vaca.Cuando volvió en sí, Guillermito comenzó a experimentar una extraña nostalgia. ¿Qué estaba haciendo allí, tan lejos de su tierra? Había oído decir que las vaquitas eran...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR