Esta vez, la Presidenta trató de mostrarse amable con los medios

SAN PETERSBURGO.- "Pónganse cómodos". Sonriente, como cualquier anfitrión que recibe invitados en su casa, Cristina Kirchner saludó a los periodistas argentinos en el living de la mansión de dos pisos que le prestó el gobierno ruso para que se aloje durante la .No perdió el tono sereno, algo seductor, durante 20 minutos en los que contó sus primeras reuniones bilaterales del día, anticipó cuál sería su posición en el debate y confesó la fascinación que había sentido al recorrer la antigua ciudad de los zares. "Soy una fanática de la historia", se definió.La política de "puertas abiertas" con la prensa había empezado bien temprano, a 20 kilómetros de ahí, en un hotel de la mítica avenida Nevsky, donde montó su búnker el presidente de China, Xi Jinping.no sólo aceptó responder un puñado de preguntas al irse: la delegación oficial se encargó de gestionar ante la granítica seguridad del PC chino un permiso para que los periodistas argentinos pudieran entrar en la sala de reuniones a presenciar el intercambio de saludos protocolares. Era el día y la noche con tantos otros viajes presidenciales en los que la comitiva hacía un culto del hermetismo y parecía seguir órdenes de ahuyentar a la prensa.Un indicio del cambio se había revelado en Buenos Aires: la Casa Rosada informó el martes por primera vez en 10 años de kirchnerismo la agenda oficial de la Presidenta durante una cumbre.Todo un contraste con lo que ocurrió, por ejemplo, en la gira por el sudeste asiático de principios de año, que incluyó la misteriosa escala de medio día en las islas Seychelles que tantas sospechas despertó.El buen humor que exhibió la Presidenta en Rusia hace juego con la moderación en su exposición pública que ensaya desde el derrumbe electoral del oficialismo en las primarias.Al aterrizar el miércoles había aceptado hacer declaraciones en el aeropuerto. Y ordenó que se comunicaran hora y lugar de todas sus reuniones. Algo tan razonable como excepcional.Ayer estrenó la mañana en el hotel Corinthia, lejos de los jardines aislados del mundo en los que Putin distribuyó a la mayoría de los invitados."Le doy la bienvenida al G-20, del que soy miembro desde la primera reunión", le dijo al líder chino después de felicitarlo por su...

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