Trump, el pichón gringo de Kirchner

El miércoles se publicó en la tapa de la nacion una nota según la cual "después de Trump, ya nada será igual en la prensa de Estados Unidos". Básicamente aludía a la irreconciliable grieta entre la gran mayoría de los medios y el pichón de Kirchner -vaya casualidad, también invirtió parte de su fortuna en hoteles- que los norteamericanos supieron concebir. Desde acá los entendemos muy bien: a los medios, que no pueden creer la aparición de este monstruito, y a los norteamericanos, porque en tiempos de crisis siempre resultan tentadoras, aun en mercados electorales del primer mundo, las ofertas populistas de tipos bendecidos por el dinero, la labia y la desfachatez. Pero no sé por qué me estoy poniendo tan circunspecto. Quizá no haya que tomarse en serio la deriva política de los empresarios hoteleros.

¿O sí? El problema es que la realidad de Estados Unidos, tan distinta, a veces tiene su correlato en estas pampas. Cuando Trump, como contaba la nota de nuestra enviada Gail Scriven, impide a uno de los principales diarios del país cubrir sus actos de campaña, ¿es una ocurrencia suya o se inspiró en los intelectuales argentinos Jorge "Rompeclarines" Capitanich y Martín "Algunavezfuiprogre" Sabbatella? Cuando habla de cerrar las importaciones, ¿no estará siendo asesorado por Moreno? Cuando dice lo primero que le viene a la cabeza, sin importar que sea un disparate, ¿no aflora un déjà vu de Aníbal? Cuando promete la construcción de un gigantesco muro en la frontera con México, ¿le preocupa la inmigración ilegal o está pensando en adjudicarle la obra a un testa fiable como Lázaro Báez? Cuando admite que no sabe si va a reconocer el resultado de las elecciones, ¿no sospechamos que le encantó que Cristina se negara a traspasarle a Macri los atributos del mando? Después de oírle una mentira detrás de otra e inventar cifras, ¿no vienen a la memoria la Argentina sin cepo, sin inflación y sin pobres? Después de verlo en un video relatando con orgullo libidinoso cómo abusaba de mujeres, ¿se lo imaginan vestido de negro en una marcha multitudinaria? Yo me lo imagino de rojo pasión y con un cartelito: #unamás.

Por supuesto, ningún paralelismo resulta más evidente que el de la grieta. Trump, el "latinoamericano", como lo califican algunos medios de su país, ha logrado partir la sociedad en dos y que la campaña se desarrolle bajo sones de guerra. Si de acá hasta las elecciones piensa continuar con esta línea, yo, aunque no comulgue con sus ideas, me permito...

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