Trabajar menos horas; trabajar más años

Un límite máximo a la cantidad de horas de trabajo. La primera disposición de la normativa laboral internacional estuvo referida a un tema que, casi un siglo después, es también protagonista de un debate en el que entra en juego una compleja serie de factores.¿Cuánto tiempo del día, de la semana, de la vida misma, se le dedica al trabajo? ¿Es razonable la relación entre la cantidad de horas dedicadas a producir y las ocupadas en otras cuestiones? ¿Cómo se logra un equilibrio? ¿De qué manera repercute en la economía de toda una sociedad la manera en que se organizan las tareas de cada trabajador? ¿Es viable la idea de redistribuir el empleo con una reducción de las jornadas, sobre todo en sociedades afectadas por el desempleo, pero también por la insuficiencia de ingresos?Tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), nacida por aquel entonces a instancias de la ONU, se propuso hacer un aporte a "la paz social". Su convenio número 1, de 1919 y al que adhirieron decenas de países, fijó la regla que es aún hoy la más frecuente en gran parte del planeta: una semana laboral de no más de 48 horas, repartidas en 8 horas de jornada diaria regular. En primer lugar dirigida a la industria, la construcción y el transporte, la directiva se extendió luego al comercio y los servicios.Ya en un nuevo siglo, y aun cuando no se ha limpiado al mundo de situaciones de alta desigualdad y hasta de esclavitud, hoy la tecnología, las nuevas formas de organización familiar y social, las crisis recurrentes del empleo y la mayor esperanza de vida, entre otros factores, llevan a repensar cuánto y cómo se trabaja.Hace pocos días, el segundo hombre más rico del planeta (según el ranking de la revista Forbes) fue quien le puso el despertador al debate: en una conferencia en Paraguay, frente a ex presidentes de diferentes países y a hombres de negocios, el millonario empresario mexicano Carlos Slim insistió en una idea a la que ya se había referido.Slim sugiere que se trabaje tres días a la semana en jornadas de 11 horas. A la vez, sostiene que es necesario retrasar la edad de jubilación. El esquema, razona este magnate de 74 años, ayudaría a aliviar problemas como el desempleo y las dificultades de los Estados para financiar los sistemas previsionales. Además, las personas tendrían más tiempo libre y eso generaría más fuentes de trabajo en las actividades de esparcimiento.En una entrevista publicada por el diario español El País en 2012...

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