Rossi consiguió un triunfo contra el viento y la tierra

CENTENARIO, Neuquén.- Siempre es protagonista. Parece destinado a estar permanentemente en el lugar indicado y en el momento justo. Es cierto, no se trata sólo de eso. En definitiva, también se puede advertir, y sería más justo, que por tener semejante talento y estar rodeado por un gran equipo, Matías Rossi domina la escena.

Se caería en el simplismo más injusto resumir con el concepto de que ganó de punta a punta. No se faltaría a la verdad, pero no por eso el grado de dificultad del anhelado triunfo del actual campeón no dejó de ser elevado. Las disímiles condiciones del circuito fueron el mayor obstáculo. No sólo para el ganador, sino para todos los participantes de la tercera fecha de la temporada.

El viento, tan característico en la Patagonia, intenso por momentos, modificaba la adherencia de los neumáticos, debido a la tierra que se depositaba sobre el asfalto. El TC se instaló en la región en esta época del año, tras La Pampa y ayer Centenario, la siguiente será Viedma. Rossi, por abrir camino vuelta tras vuelta, se encontraba con los cambiantes inconvenientes.

"Yo atacaba, pero Rossi, que se defendía, no se equivocó nunca. Él lógicamente se cuidaba, y yo aprovechaba esa situación, pero no se dio", fue el preciso resumen de Leonel Pernía, que se ubicó segundo en el podio. Otra vez, al igual que en Toay, la ceremonia de cierre fue exclusiva de Chevrolet, ya que Agustín Canapino accedió al tercer puesto.

"Fue muy complicada, muy difícil. La verdad es que en cada vuelta la condición de pista era muy diferente. Esto es como correr bajo el agua. Por momentos se inunda, por momentos apenas está mojada. Acá igual. Por eso tuve que manejar con máxima precaución, mirando por los espejos también para cuidarme de los ataques desde atrás", comentó Rossi, que logró su primer triunfo del año en el Turismo Carretera, pese al gran protagonismo con las permanentes poles.

"Además, estos autos son más complejos de manejar, por la potencia y la quita aerodinámica. Y también confieso algo: tuve el peor auto del año, ya que se movía mucho de cola y me complicaba mantenerlo...