Las puertas abiertas en las estaciones favorecen la evasión

Faltaban 20 minutos para las 10 de la mañana. Una joven llegaba a la estación Rivadavia del tren Mitre. Con la tarjeta SUBE en una de sus manos se disponía a abonar su pasaje pero, finalmente, viajó gratis. Aunque los tres molinetes funcionaban, la puerta metálica que estaba justo al lado se encontraba abierta de par en par. La mujer vaciló unos segundos; otros usuarios no lo dudaban y pasaban sin pagar. La escena se repitió de manera aleatoria en algunas paradas de esa y otras líneas ferroviarias metropolitanas.

"Yo pago porque es parte del seguro del viaje. Si pasa algo tengo una prueba de que estaba en el tren", explicó Juan Travi tras abordar la formación que lo llevaba a la localidad de Tigre, donde trabaja. El hombre detectó que podía pasar de manera gratuita, pero omitió hacerlo. Distinto fue el caso de María. La comerciante partió con destino al norte bonaerense y luego de esquivar el abono e ingresar en el andén de la estación Olivos por una puerta abierta sostenida por una piedra, dijo, mientras encogía los hombros: "Dejan este espacio abierto y dan pie para que uno no pague".

De los 17 pasajeros que durante 10 minutos ingresaron en esa estación, en el sentido hacia Tigre, la mayoría no apoyó la SUBE en el lector del molinete -lo que significó que una decena no abonó su pasaje, en tanto que los otros 7 si lo hicieron-.

Mientras un hombre se tomaba el tiempo para pagar, tres jóvenes que caminaban tranquilamente por el espacio libre que dejaba la "salida de emergencia", abierta de par en par y ubicada justo al lado de la boletería, observaban asombrados al otro usuario. También estaban quienes llegaban a la entrada del andén y no sabían qué hacer. Pagar o no pagar, esa era la cuestión.

En la estación Belgrano C, en cambio, los pasajeros del Mitre no tenían ese dilema. Los portones metálicos estaban cerrados y, a su vez, custodiados por empleadas del ferrocarril que controlaban que los usuarios atravesaran los molinetes.

Los viajes "gratuitos" se extendían a otras líneas y a algunas estaciones aleatorias. Carlos Ávila formaba una pequeña fila en la estación Ciudad Universitaria del ferrocarril Belgrano Norte. No era para aguardar el tren; menos aún para abonar el viaje. Sólo estaba esperando que pasaran los pasajeros que...

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