El Papa empieza en el Líbano uno de sus viajes más difíciles

BEIRUT.- "Pax vobis" (La paz esté con ustedes); "Don't be afraid" (No tengan miedo).Las frases que acompañan las gigantografías que empapelan las avenidas de esta capital -decoradas con banderitas amarillas y blancas del Vaticano y rojas y blancas, con el cedro en el medio, http://www.lanacion.com.ar/1501609-alerta-por-la-violencia-sectaria-en-el-libano- no pueden ser más adecuadas.El viaje de tres días que empieza hoy el Papa a este país, bajo riesgo de quedar atrapado por el volcán sirio, no es sólo uno de los más difíciles y riesgosos de su pontificado, sino también uno de los más tensos.Los terribles episodios de Benghazi y los estallidos de ira en el mundo musulmán ante la difusión de una película que ridiculiza al profeta Mahoma elevaron como nunca la alerta y convirtieron el viaje internacional de Benedicto XVI a este rincón estratégico de Medio Oriente en una visita de alto riesgo.Beirut, capital multiconfesional, queda a tan sólo 60 kilómetros de la frontera con Siria y a dos horas y media en auto de Damasco, su capital, http://www.lanacion.com.ar/1501609-alerta-por-la-violencia-sectaria-en-el-libano , dejó ya más de 22.000 muertos y puede extenderse dramáticamente hasta aquí, según muchos libaneses creen y temen.La última vez que un papa visitó el Líbano -uno de los países más pequeños del mundo, con un territorio equivalente al de la mitad de la provincia de Tucumán y cuatro millones de habitantes- fue en 1997.Entonces, Juan Pablo II protagonizó un viaje triunfal a esta tierra, que salía de una guerra civil de 15 años (1975-1990) que la había devastado, dejando 200.000 muertos.Muchas de las pancartas que le dan la bienvenida a Benedicto XVI están puestas sobre edificios aún marcados por los combates, que se cuentan por decenas en esta ciudad de dos millones de habitantes, acariciada por el mar y las montañas.Esta vez, el viaje de Benedicto XVI a la tierra de los cedros, donde conviven 18 confesiones religiosas -12 cristianas, 4 musulmanas y una judía-, supone todo un reto para los organizadores y para las autoridades. Si en 1997 el clima era de esperanza, esta vez es palpable la preocupación por la creciente inestabilidad que existe, tanto en el país como en toda la zona, por la crisis siria.El Líbano vive momentos de gran inseguridad debido a las luchas internas y atentados que se están produciendo entre detractores y seguidores del régimen sirio de Bashar al-Assad en esta ciudad, así como en Trípoli y en el norte del país.Esta nación, de...

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