Cuando el mito suena

A estas alturas, cuesta entenderlo, pero el lugar común sigue vigente: todavía hay quienes identifican a Clint Eastwood con los policiales de Harry el Sucio y sus películas del Oeste. Una de estas últimas (Lo bueno, lo malo y lo feo) volvió a la memoria ayer, al conocerse la noticia del fallecimiento de Eli Wallach.No hay duda de que esos títulos y géneros forman parte esencial del notable corpus artístico del más clásico de los realizadores estadounidenses activos. Pero a Eastwood, vigente y en plena actividad a sus 84 años recién cumplidos (los celebró el 30 de mayo), corresponde también reconocerle el poderoso costado musical de su filmografía. Un matiz que se refleja en plenitud desde su último film, que podrá verse desde hoy en los cines locales: es Jersey Boys, persiguiendo la música, adaptación de la exitosa pieza de Broadway.De hecho, la película que estamos a punto de conocer incorpora un nuevo matiz sonoro a la antología de retratos de los mitos, los comportamientos y la moral de la sociedad estadounidense, el elemento basal de su extraordinaria filmografía. No es casual que la música haya marcado a fuego el comienzo de la trayectoria de Eastwood como director: el título original de su ópera prima, estrenada aquí como Obsesión mortal (1971), es Play Misty for Me, en explícita alusión a un clásico de Erroll Garner.Dos años antes lo veíamos cantando y bailando en el musical La leyenda de la ciudad sin nombre, de Joshua Logan, quizás el primer antecedente del encuentro directo con una pieza nacida en Broadway, último avatar hasta ahora de su incansable tarea como director.¿Hay más? Mucho más. El hito fundamental es Bird (1988), apasionado, complejo, minucioso retrato de la vida y la obra de otro gigante del jazz, Charlie Parker. En esa misma década produjo, dirigió y protagonizó Honkytonk Man (1982), una de sus obras menos conocidas (de hecho jamás se estrenó en los cines argentinos) sobre el inexorable camino hacia el infierno de un cantante country golpeado por el alcohol y la frustración.También lo vimos tocar el piano a la vista de todos en Ciudad ardiente y En la línea de fuego. Más tarde, muchos se asombraron al ver la firma de Eastwood también detrás de la música incidental de sus películas, algo que ocurre con muy pocas excepciones desde Río místico hasta la fecha.Juguetonamente, hasta podría decirse que Eastwood se dedicó a hacer películas de ficción (algunas con destino de Oscar como Los imperdonables y Million Dollar Baby) en el tiempo...

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