Lo mejor ya pasó

Por Ariel Ruya Enviado especialDIXIT"Federer es el más grande de mi deporte, es el mejor jugador del mundo. Para mí es un honor jugar contra él, pero obviamente estoy feliz por haberle ganado""Esto es parte de un proceso. Es una caída más fácil de digerir que la de 2010. Quizá me duela más adelante, pero lo dudo. Es una decepción, pero podré seguir adelante"1título sólo tiene Roger en el año, en Doha; 67 en su carrera.11errores no forzados tuvo apenas contra 22 del francés.2009fue su último título en Wimbledon, en una inolvidable final con Andy Roddick.LONDRES.- Es historia. La bola vuela demasiado lejos y sella el final. Acaso, para los más exigentes, puede ser el final de una era. Maléfica e insolente, no tiene idea de lo que representa ese golpe contra el césped, detrás de escena. La pelota es un demonio que juguetea con la historia, con el jugador más brillante de todos los tiempos en el arte de las raquetas. Se siente, casi se toca la historia misma en la Catedral tensa y dramática: Roger Federer acaba de perder mucho más que un partido. Acaba de completar, acaso, el círculo de sus mejores años. Lo que quede, lo que siga, ahora sí serán retazos de una leyenda. No está desconsolado: eso es lo más doloroso. Entiende el paso de la vida más que sus millones de adoradores. Crack de la excelencia, ganador entre campeones, sólo el ídolo sabe cuándo será el principio del final. Quizá sea mañana. O no. Acepta perder el Gran Roger, cuando espera las volteretas de su enfervorizado vencedor para marcharse juntos a los vestuarios. Ahí es cuando debe estar pensando que todo tiempo pasado fue mejor. El mejor de todos los tiempos.Cuartos de final de Wimbledon, idéntico desaire como en el año anterior, se asemeja a una trompada en el estómago para el suizo danzarín, que no puede alcanzar al gran Pete Sampras, con siete grandes sobre la hierba. Primera vez que pierde en un Gran Slam, tras 178 partidos, luego de estar dos sets arriba. Jo Wilfried Tsonga lo hizo: una pantera arrolladora, potencia en estado bruto y un optimismo a prueba de mitos. El francés celebra el fin de todos los tiempos. Salta como un canguro, un mamífero devorador de leyendas. Logra el milagro: gana por 3-6, 6-7 (3-7) y un triple y magnífico 6-4. Maliciosa suele ser la realidad: acaba de ganarle a la historia misma y su nombre apenas cabe en un epígrafe.Habla en inglés, en francés, en suizo, en alemán. Habla el Gran Roger sin desconsuelo: entiende el juego del presente. Como no lo comprenden sus...

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