Kirchneristas sin rumbo y narcos sin miedo

En un expediente de un de Lomas de Zamora resplandece la transcripción de una pinchadura de teléfono. El primero que habla es un experto inmobiliario de Nordelta. Su interlocutor tiene acento colombiano, y es un hombre que luego será procesado en una causa relacionada con el lavado de dinero. Es una mañana de mayo de 2013. "Che, ¿viste el tema del blanqueo?", se entusiasma el argentino. "Sí. Increíble, ¿no?", responde el colombiano. "Qué loco -vuelve a sorprenderse el local-. Después hablemos, porque si va a salir eso tenemos que hacer algo, tenemos que tener un buen producto. Necesitamos tener alguna mercadería si esto funciona bien, ¿entendés?" Al colombiano no le cabe la menor duda de que la indiscriminada amnistía para capitales negros lanzada por se realizará en tiempo y en forma. "¡Cómo no va a funcionar -exclama- si necesitan blanquear la plata de ellos!"El diálogo fue detectado por los periodistas Virginia Messi y Juan Manuel Bordón, que después de investigar durante años el vínculo de la política, los sicarios y los negocios acaban de editar Narcolandia, un libro escalofriante acerca del nuevo paraíso de los traficantes colombianos: la Argentina.La investigación se publicó la misma semana en que este diario daba una buena noticia: por fin el gobierno de Cristina Kirchner reactivaba su colaboración con la DEA. Lo hacía de manera reservada, como si le diera vergüencita, pero aun así constituía un reconocimiento del fenómeno y la voluntad de combatir frontalmente contra esas lacras. Bastó que esa actitud tomara estado público para que a Sergio Berni le ordenaran desmentir el asunto, calmar a la militancia y sacudir fieramente a Washington: "Tremenda hipocresía decir a los países sudamericanos cómo llevar adelante una política antidroga, ya que ellos [los norteamericanos] fracasaron rotundamente". No le faltaba cierta razón conceptual en este último punto, pero el modo de sobreactuar el enojo para tapar el renuncio frente a la gilada hizo crujir a toda la diplomacia, sensibilizada como está desde que el gobierno argentino le pidió ayuda secreta a la Casa Blanca por urgentes cuestiones judiciales y económicas. La saga continuó el martes, cuando Clarín consultó a sus fuentes del Departamento de Estado y confirmó que ambos países están trabajando juntos y que buscan "una mayor y más cercana cooperación". Berni, el funcionario que más sincera preocupación tiene por mancomunar fuerzas y dar batalla, fue empujado de nuevo a los...

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