Desde su juventud, forjó intensos lazos con la Argentina

"Pintor del medio del río" solía definirse a sí mismo http://www.lanacion.com.ar/1666842-murio-carlos-paez-vilaroQuizás esa asunción se debiera al viaje medianamente iniciático que hizo a nuestro país siendo todavía adolescente. O a la red amistosa que fue tejiendo tras sus frecuentes venidas, ya de adulto, por estas tierras. Lo cierto es que, más allá de las declaraciones, Páez Vilaró dejó más de una huella creativa en territorio argentino.En principio, Bengala, suerte de "hermana menor" de la célebre Casapueblo: una construcción tan renuente a las líneas rectas como su pariente uruguaya, escondida entre la prolífica vegetación del Tigre.Allí se refugiaba últimamente el artista durante sus eventuales visitas a la Argentina, rodeado -como en la Casapueblo oriental- de la blancura combada de sus "esculturas habitables": construcciones de formas orgánicas, muchas de cuyas paredes modeló con sus propias manos.Bengala fue concebida por el artista como taller y vivienda para sus estadías en Buenos Aires y, en realidad, forma parte de un complejo: una antigua casona de madera de fines del siglo XIX (que en los años 80 el artista descubrió junto con Annette Deussen, su mujer), un pabellón- atelier y la "Casapueblo argentina" propiamente dicha. "La levanté con la ayuda invalorable de mi querido amigo Gustavo Porta", contó hace unos años el artista. En la realización de la curvilínea construcción se emplearon restos de mástiles, ventanas y puertas en desuso compradas en casas de demolición, materiales...

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