Un grito para tapar lo negro del mundo

Luciana Jury es intensa. Es como el estruendo de un rayo que cae en una noche cerrada en medio del campo. Su voz tiene un gesto criollo y rabioso, como el de una cantora de otro tiempo, arcaica y moderna. Es grave y sentimental como Chavela Vargas, como Violeta Parra, cuando canta esos estilos camperos olvidados del 1800. Puede sonar fresca cuando aborda con picardía provinciana una cueca o cuando desarma una canción de Rafaela Carrá. Puede sonar trágica y oscura cuando canta un vals de Canaro o una canción hipnótica de Lhasa de Sela. Puede sonar como la más rockera, aunque sea la más criolla de su especie. "Siento que soy la cantante más rockera que pueda haber en este tiempo, no importa que lo haga en un estilo añejo. Puedo sonar a Pappo o Janis Joplin haciendo temas de más de 200 años", cuenta Jury, y no lo dice con jactancia, sino con una redonda autenticidad.

Después de una trilogía de trabajos en solitario y producciones compartidas con Carlos Moscardini y Gabo Ferro, Luciana Jury está en su momento interpretativo a punto caramelo, una síntesis de madurez y emocionalidad. Lo demuestra en su último disco, La madrugada, donde recrea con devoción y ferocidad sentimental obras anónimas de transmisión oral junto a temas de reconocidos compositores, como Simón Díaz, Violeta Parra, Lhasa de Sela, Rafaela Carrá y Francisco Canaro.

Esas canciones de su último disco, que presentó durante 2015, serán parte del repertorio de su nuevo espectáculo, Pa' descargar corazón, en el espacio Circe (Av. Córdoba 4335), mañana, a las 21. "En estos conciertos haré canciones de otros discos y de mi último trabajo, pero la excusa es encontrarse con la gente para que pueda pedir temas que quiera escuchar esa noche", adelanta la hija única de Zuhair Jury y sobrina del cineasta Leonardo Favio.

Su repertorio nace de lo que fue escuchando en toda su vida. Su estilo nace de sus vivencias. "De lógico y racional no tiene nada. Es la necesidad del ser humano de pegar un grito como un desgarro frente al milagro de la vida, básicamente ése es mi palo. Uno toma los elementos fundamentales de la vida, como el amor y la bronca, y todos esos sentires pasan a las canciones que conocí en algún momento de la vida. Mis padres son los que me han provisto de todo el material musical, no con vinilos ni cassettes, sino tocando la guitarra y cantando. Nunca hubo un aparato de música sofisticado en mi casa."

-¿Ellos eran musiqueros?

-Ellos son gente que me demostró que hay otras...

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