Desigualdad social: la distribución del ingreso, sin mejoras desde 2011

Si se considera el ingreso monetario total que llega cada mes a los hogares de la Argentina, los datos indican que el 10% de los habitantes se queda con un tercio de esos recursos. En el otro extremo de la realidad, si se empieza por los más pobres, habría que reunir a más del 60% de la población para encontrar dónde está otro de los tercios de esa masa de dinero. Con $ 3525 de los que, en promedio, dispone mensualmente cada habitante de los centros urbanos (no hay estadísticas de la situación social rural), la diferencia entre lo que les llega a los más y a los menos favorecidos es hoy de 20 veces. Los datos, que surgen del informe del Indec referido al tercer trimestre de 2014, corresponden a la suma de ingresos laborales y de cualquier otro tipo.

Esa brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre se ha reducido significativamente si se la compara con la registrada tras la grave crisis social y económica de inicios de siglo, pero es casi igual a la de cuatro años atrás, en tanto que otros indicadores de desigualdad son todavía más desfavorables respecto de algunos valores históricos. En 2011 se estancó en nuestro país el proceso de mejora en la distribución del ingreso que se dio en los años previos no sólo en la Argentina, sino en América latina en general y que, en el caso local, fue alentado por la reactivación tras la crisis, las negociaciones salariales, la creación de empleo y la reorientación y expansión de planes sociales con transferencia de dinero.

La falta de avances tiene que ver con la inflación y coincide, además, con la escasa dinámica mostrada por el mercado laboral -en el último año directamente hubo destrucción de puestos-. En medio de advertencias de organismos internacionales respecto de las limitaciones en la región, surge el interrogante sobre si se puede esperar una sociedad menos desigual.

Al enmarcar el tema, algunos analistas consultados por LA NACION hicieron dos consideraciones importantes

. Una es que, además de la precaución y las dudas con que se leen los datos del desprestigiado organismo oficial de estadística, las encuestas de ingresos muestran en todos lados ciertas limitaciones: es frecuente, por caso, que se planteen hipótesis de subdeclaración de ingresos en el sector más pudiente.

Otra advertencia es que los indicadores existentes permiten observar la distribución de ingresos monetarios, pero no de la riqueza, entendiendo por tal un conjunto amplio de activos materiales y no materiales. Las...

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