El desafío mayúsculo de jugar para la historia grande

Es un estigma. Pasan los años, pasan los jugadores, se escribe la historia grande y San Lorenzo, poderoso entre gigantes, tiene una deuda inmensa con su orgullo. Le falta una estrella sobre el pecho, entre tanta constelación de cabotaje o de diverso sabor internacional. Tiene una relación de amor y odio con la Copa Libertadores, esquiva por siempre. Esta vez, parece, está ante una oportunidad extraordinaria. Un buen equipo, un entrenador astuto, un rival accesible y, si espía el escenario más allá del Bajo Flores, existe otro cruce sin pergaminos. El primer acto de las semifinales será esta noche, desde las 19.45, contra Bolívar, el noble equipo boliviano, en el Nuevo Gasómetro. No es un conjunto fuerte, precisamente, aunque por algo ha llegado a este sitio de privilegio. Y el desquite será el miércoles próximo, en la riesgosa altura de La Paz. Ésa será, entonces, otra historia. La de hoy, mientras espía el otro choque, entre Nacional, de Paraguay y Defensor Sporting, de Uruguay (dos equipos al límite de la humildad), es el puntapié para alcanzar el sueño postergado por décadas. Pisar por primera vez en la historia la final de este magnífico y esquivo torneo.Ganar. Y no sufrir goles. Ese sería el primer paso para creer con fundamentos serios. Edgardo Bauza es un analista del juego: no va a tirar toda la carne sobre las brasas. De a poco, con Cetto por Valdés y Romagnoli por Correa, si se recuerda el último juego copero, contra Cruzeiro, en Belo Horizonte. Dos incógnitas, por rendimientos pasados y posición, sobre todo, en el caso de Pipi, suerte de media punta, y envuelto en variadas polémicas, entre el futuro en Bahía y la amnistía por su expulsión.Sin embargo, lo más importante, lo que va a jugar a favor (o en contra, llegado el caso), será el público, que llenará el escenario, con algo más de 45.000 hinchas, unos 5 millones de pesos de recaudación. Habrá 4000 bolivianos instalados en uno de los codos. La gente, ansiosa por el trofeo que falta en las vitrinas, va a jugar el encuentro de las emociones. El Ciclón suele respaldarse de ese aliento, aunque un resultado cerrado hasta el final será complejo de sobrellevar.Bolívar siempre marcó al menos un gol como visitante. Es un equipo rocoso, que cierra muy bien los espacios, que corta con precaución el circuito creativo de su adversario. Eliminó en los cuartos de final a Lanús y volverá a utilizar un esquema ultradefensivo, con cinco defensores, cuatro mediocampistas y un delantero.El equipo boliviano no...

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