Cuatro almas entregadas a un juego de perder

"No jugamos para ganar. Jugamos por esas milésimas de segundo en que la carta que decide un partido se da vuelta." Si no fueran éstas las líneas que Pau Miró escribió en la obra Jugadores para uno de sus personajes, bien podrían ser un extracto de una charla cualquiera entre los cuatro actores argentinos elegidos para interpretar la pieza en su versión local. Enamorados confesos del oficio que abrazaron desde hace ya varias décadas, Roberto Carnaghi, Daniel Fanego, Luis Machín y Osmar Núnez se encuentran por primera vez en teatro para interpretar la obra de Miró bajo la dirección de una mirada amable y aguda: la de Nelson Valente, director de El loco y la camisa y creador del Banfield Teatro Ensamble.

En ese territorio de juego y riesgo que propone el teatro, estos cuatro intérpretes se unen, motivados, en gran medida, por la posibilidad de encontrarse en escena. "La obra me parece atractiva, con momentos brillantes, y me motivó mucho la posibilidad de verlos a ellos en el texto", asegura Núñez, mientras sus compañeros, reunidos alrededor de la misma mesa que los convoca también sobre el escenario, coinciden. "Lo llamé a Sebastián Blutrach (productor) y le dije que quería saber cuál era el elenco y qué íbamos a hacer con la obra. Ahí empecé a leerla más profundamente. En general me pasa eso con todos los materiales: me interesa la obra, pero me interesa más el grupo humano y lo que vamos a hacer con ese material", agrega Carnaghi.

El texto, en el que hay quienes encuentran reminiscencias de Harold Pinter, invita a entrar en el mundo de cuatro hombres unidos por una pasión: el juego. Ninguno de ellos lleva nombre propio. Son el actor, el sepulturero, el profesor y el peluquero, a secas. Como factor detonante, uno de ellos se ve ante una situación límite (un juicio) y ante la inminente pérdida de todo aquello que le importaba. A partir de ahí, los demás irán también esbozando su catálogo de fracasos, sus búsquedas y sus sueños truncos. Los cuatro se unirán en el amor y el espanto para arriesgarlo todo, una vez más. "Me resulta muy atractiva la idea del fracaso, que está casi permanentemente en la obra. Esa y la del intento de un acto heroico. Me parece que es muy pertinente para nuestro momento social y político", analiza Machín.

La ruleta del teatro

Si bien el paralelismo entre el teatro y el juego no es una novedad, la obra de Pau Miró ofrece a los actores la posibilidad de partir de la identificación para abordar el material. "Hay un...

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