El Ejército y La Cámpora, juntos

Los soldados esquivaron los charcos de agua oscura y se reunieron armando un círculo, como un . Sus inconfundibles uniformes verde oliva sobresalían sobre el fondo naranja formado por la sucesión de casas sin revoque. En el silencio de una calle despoblada escucharon con atención la arenga final."Estamos muy agradecidos por la voluntad y el compromiso del Ejército de ponerse al servicio de la gente de nuestros barrios." Las palabras de aliento no se las dio un superior jerárquico, sino Andrés "el Cuervo" Larroque, secretario general de La Cámpora. Junto con la agrupación creada por Máximo Kirchner y con las Madres de Plaza de Mayo, de ayuda social en La Carbonilla, una villa de La Paternal.Desde principios de año, efectivos de esa fuerza desarrollan actividades similares en Florencio Varela. Pero ésta es la primera vez que las tareas se despliegan en la Capital Federal."Es la puesta en marcha de un trabajo mancomunado entre las Madres, la militancia, el Ejército y otros organismos del Estado", explicó a LA NACION el secretario general de La Cámpora.El lugar -un asentamiento ubicado en terrenos del ferrocarril pegado a las vías del tren San Martín, al que se ingresa por la calle Trelles- no fue elegido al azar. Lo escogió Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Pasó en La Carbonilla el último 24 de marzo, acompañada también por Larroque y por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, otro de los impulsores de la iniciativa. Ese día, Bonafini dijo que quería "un Ejército del pueblo y para el pueblo". Ayer no pudo ver cumplido su deseo porque se quedó varada en el tránsito, en su viaje desde La Plata.Creada por un grupo de cartoneros en los años 90, La Carbonilla alberga hoy a unas 1700 personas y no para de crecer. El predio está judicializado, a la espera del censo que hizo el gobierno porteño, por pedido de la jueza Elena Liberatori. La Cámpora trabaja en el lugar desde 2007."El objetivo es urbanizar el barrio", les informó a los recién llegados Camila Rodríguez, comunera porteña y dirigente de la agrupación. Después, con naturalidad, le pidió un mate a un soldado que acababa de bajar de un camión del Ejército. La dirigente explicó que, a diferencia de otros asentamientos, La Carbonilla cuenta con las condiciones ideales para integrarse a la "ciudad formal": tiene calles anchas, se preservaron espacios comunes y sólo algunas casas alcanzan los tres pisos. "Hay que avanzar rápido para que los vecinos no sigan construyendo hacia arriba...

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