Vuelven a las bateas joyas de la música popular argentina

Un milagro. A dos años de la recuperación del catálogo de Music Hall por parte del Instituto Nacional de la Música (Inamu), Litto Nebbia no encuentra otro calificativo para describir lo sucedido. "Fue un milagro que ninguno de los sellos monopólicos se haya dado cuenta antes de lo que estaba pasando, porque lo normal es que cuando una editorial anda medio tecleando o está en quiebra, las discográficas grandes se acerquen y se queden con todo el material. No sé cómo nadie se apioló para quedarse con este catálogo, que es un patrimonio nacional importantísimo, porque tienen todo y no les cuesta nada: son millonarios y tienen toda la mala leche como para hacerlo. Pero bueno, por una vez ocurrió algo bueno".

Experimentado en darles pelea a las grandes compañías discográficas para que se respeten los derechos de autor de los músicos aquí, allá y en todas partes, Nebbia fue protagonista de la más reciente de las 200 licencias que lleva entregadas el Inamu en los últimos doce meses, todas ellas de discos descatalogados tras la quiebra de Music Hall presentada en 1993.

Así, con un pequeño acto en un bar de San Telmo, el pionero del rock argentino recibió, en manos del presidente del Inamu, Diego Boris, la reedición en vinilo del primer álbum que grabó, junto a Los Gatos Salvajes, en 1965. "Para nosotros era muy importante que el gesto de recuperación del catálogo sea desde lo institucional. Es algo muy simbólico y esperamos que a futuro sirva como ejemplo", asegura Boris.

Detrás de cada uno de los cerca de 1500 discos de rock, tango y folklore que se recuperaron (la mayoría de ellos previa restauración de las cintas, deterioradas tras años y años de abandono, a cargo del ingeniero de sonido Gustavo Gauvry), existe una historia de reivindicación y reconocimiento tanto para artistas de lo más relevantes de la cultura argentina como para músicos que apenas llegaron a grabar un álbum o que, sin sus discos en venta, quedaron en el olvido.

"En este catálogo hay discos importantísismos, de músicos famosísimos, pero también hay discos desconocidos, que por ahí fueron la única obra de esos artistas. Está por ejemplo la música de Antonio De Raco, uno de los grandes músicos que dio este país; está la de Waldo de los Ríos, la grabación del "Romance de la muerte de Juan Lavalle", de Eduardo Falú y Ernesto Sabato; está lo único que grabó Cipe Lincovsky. Son joyas de la música que tenemos que cuidar", completa Celsa Mel Gowland, vicepresidenta del Inamu. Por eso...

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