Ha vuelto la sombra de la impunidad

Los juicios en los que se investigan actos de corrupción del gobierno kirchnerista son muchos. Tantos, que resulta difícil seguirlos. En medio de la profusión de causas que se multiplican sin prisa pero sin pausa, como los árboles de un bosque, ciertos jueces se esconden tras los expedientes para volver a sus viejos hábitos. No saben -o no quieren- hacer otra cosa. Fallan fiero y aspiran, como antes, a pasar desapercibidos. Pero ya no es tan fácil llevarse la mano al bolsillo tras firmar una resolución a medida y en contra de lo que dicta el derecho. Dicho de otra forma, es difícil hacerles un favor a los funcionarios y los empresarios kirchneristas en apuros, por más grande que haya sido el favor que ellos te hayan hecho antes. Al menos algo cambió: estas travesuras tienen ahora un impacto social que antes no tenían.

De todos modos, las leyes y su interpretación siempre ofrecen el margen de oscuridad necesario como para complicarlo todo. Por ejemplo, ahora la Cámara Federal de Casación Penal debe decidir si la causa por la obra pública concedida a Lázaro Báez y la llamada "ruta del dinero K" por lavado conforman un mismo delito y en consecuencia deben tener un solo juicio oral. Tecnicismos aparte, no hace falta ser una luminaria del derecho para advertir que para lavar plata primero hay que robarla. Las maniobras delictivas del gobierno anterior fueron muchas, demasiadas, pero podrían resumirse así: en complicidad con supuestos empresarios, los funcionarios vaciaban el Estado mediante obra y facturación truchas para darle al dinero una ruta cierta que retornaba siempre al Calafate. Puede que se quiera estudiar los planetas uno por uno, pero no hay que olvidar que conforman un solo sistema en cuyo centro hay un único Sol, que ha dominado la órbita de todos ellos.

Ahora el planeta Cristóbal López está en libertad, pero a la deriva y con destino incierto. Ya no hay Sol que lo caliente, aparte del dinero en el que está sentado. Fue, en su momento, una pieza clave para perpetuar las llamas de ese fuego que casi lo devora todo. Con los 8000 millones de pesos que le birló al país con el supuesto guiño de las autoridades del fisco, López no solo les alquilaba a los Kirchner departamentos y cocheras por sumas millonarias, sino que además compró medios y montó un aparato de propaganda para la Cristina eterna que, al final, resultó insuficiente: tras un incendio, el Sol se apagó. Pero todos los que se acercaron a él terminaron quemados, incluido el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR