La vuelta menos pensada tras años de siembra directa

En el campo de Jaime Brouard, ubicado en Monte Ralo, en el departamento cordobés de Santa María, en suelos con más de 20 años de siembra directa, los problemas de malezas comenzaron hace cuatro años. Llegaron y se dispersaron con las cosechadoras. Y Borreria verticillata se convirtió al poco tiempo en la más complicada para el control. Desarrolló rodales de gran extensión y mucha superficie. En la zona muchos productores se encontraron con la maleza muy avanzada. "Desde la aparición del problema se realizaron de los más variados y costosos tratamientos químicos sin resultados satisfactorios en ninguno de los casos", recordó Brouard.

¿Qué hizo entonces? Hizo tripas corazón y en la campaña pasada movió 235 hectáreas. Utilizó un cincel con rejas ideadas por él, más cuerpos de rastra de dientes y un rolo en las 200 hectáreas que tenían la maleza perenne, presente en el lote desde hacía unas campañas y que resultaba muy compleja para el control químico. En las restantes 35 hectáreas usó una rastra excéntrica.

"Los resultados de la labor con el cincel modificado fueron excelentes. En una campaña controlamos casi la totalidad de las plantas de Borreria provenientes de Xilopodio, a las cuales los tratamientos químicos no les hacían absolutamente nada, y pusimos fin al avance descontrolado de la maleza", destacó Brouard.

Su experiencia refleja dos fotos actuales. La primera, el incesante crecimiento de las malezas. Se estima que sólo con problemas de difícil control o resistentes y tolerantes hay más de 10 millones de hectáreas afectadas.

La otra foto es que ante el problema hay productores que deciden mover los lotes luego de años de siembra directa. Ya en julio pasado un trabajo de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires alertó que la siembra directa bajó de un 94% de participación sobre el área total a un 92 por ciento.

El campo de Brouard entró en siembra directa en 1992. Es un partidario de este sistema. De hecho, reconoce que "siempre que se mueve el suelo existe un daño estructural, se acelera la mineralización de la materia orgánica y hay pérdida de nutrientes". Pero justifica los movimientos para "situaciones críticas".

"Lo importante es no abusar de los movimientos y utilizarlo como complemento en situaciones críticas en las cuales la productividad del campo se ve afectada. Con una adecuada rotación y la siembra de cultivos de cobertura invernal se contribuye al rápido restablecimiento de las condiciones del suelo", sostuvo.

Como Brouard...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR