Vinos oceánicos, una excentricidad que revoluciona la viticultura local

MAR DEL PLATA.- Originarias de Europa, importadas desde un vivero de Italia, donde se las formó a partir de clones franceses y alemanes, implantadas a 3000 metros del mar y atravesadas por los aires del Atlántico. Así son las vides que dieron vida a los vinos oceánicos, una novedosa variedad de cepas que adquirieron un sabor especial a partir del particular terruño donde crecieron.

Algunas cepas son casi únicas en el país, mientras que otras sí están en el mercado local, pero cobran tonalidades, aromas y gustos exclusivos gracias al novedoso enclave en el que fueron cultivadas: la estancia Santa Isabel, ubicada en Chapadmalal, provincia de Buenos Aires, en una especie de península. "Es la champaña argentina", dicen sus mentores, Marcelo Belmonte y Daniel Pini.

Estos dos hombres son ingeniero agrónomo y enólogo, respectivamente, de Trapiche, la bodega que elabora estos vinos, bajo la marca Mar y Pampa. Estos "vinos del Atlántico Sur", como los llaman sus creadores, pertenecen a las variedades sauvignon blanc, riesling, gewürztraminer, pinot noir, chardonnay y los espumantes extra brut y brut rose.

Es poco tradicional el portafolio que se está lanzando, porque la mayoría apuesta a lo seguro: malbec, cabernet y un chardonnay. Filosóficamente, lo que buscamos es la diversidad en el mundo del vino, para que el que toma siempre pueda variar y no tomar siempre lo mismo", explica Juan Manzioni, gerente comercial de Trapiche.

Cultivados a 44 metros sobre el nivel del mar, estos vinos salieron este mes a la venta a un precio de 120 pesos (los espumantes cuestan 150 pesos). Toda la línea ya empezó a distribuirse en restaurantes y vinotecas de la costa y también de la ciudad de Buenos Aires. "La idea es destinar 60% a la exportación y 40% al mercado interno", comenta Pi.

Actualmente, hay plantadas 10 hectáreas, pero ya se cultivan 15 más y se espera agregar otras 10 en 2016. "Así como hicimos con las primeras vides, también queremos experimentar con nuevas variedades que nos parecen que pueden andar bien en este terruño", acota Belmonte.

Las tres que creían que iban a comportarse muy bien eran pinot noir, chardonnay y sauvignon blanc, de las que plantaron tres hectáreas de cada uno. Después, hicieron una colección ampelográfica (de distintas variedades de vid) donde agregaron otras, como riesling, gewürztraminer, cabernet sauvignon, malbec, cabernet franc y merlot. "De estas...

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