Villa 31: se venden pisos con balcón a la calle a US$ 1200 el m2

"Exclusivo edificio, de cinco pisos, con balcón a las vías del tren San Martín. Gran oportunidad." Así podría rezar el spot publicitario de una flamante construcción que hoy se erige a pocos metros de la terminal ferroviaria de Retiro, en el barrio San Martín . La obra emplazada en la calle 14, a 200 metros de la avenida Ramos Mejía, tiene un valor de venta de 1200 dólares el metro cuadrado. La construcción costó cerca de un millón de pesos, con la mano de obra incluida. Según pudo saber la nacion, los condominios incorporan "amenities" novedosos para la precariedad de un asentamiento: tienen balcón a la calle y cocina separada. Se edificó con pilares de 80 centímetros de profundidad, ladrillos de primera calidad, y está? a 20 metros de las vías, en un predio que en 2009 era un inhóspito descampado.En el submundo de la ilegalidad, las villas 31 y 31 bis no sólo crecen en altura; también se expanden sobre terrenos ferroviarios y márgenes de la autopista Illia. Se construye sin controles de las autoridades nacionales y porteñas. Existen al menos cuatro corralones donde se venden materiales de obras al doble de su valor real. Pero que garantizan el libre tránsito de cemento y arena, prohibido por una resolución del gobierno local. Aunque vigilada con el rigor de un sereno con mal sueño.El negocio inmobiliario ya posicionó, internamente, a varios empresarios de la construcción. En el barrio Güemes de la villa 31 (hay nueve en total), los habitantes señalan al Donald Trump de los vecinos, que es un extranjero dueño de siete edificaciones. Siete.El añoso muro de material y el alambre olímpico que imponía un límite entre las vías del San Martín y la 31 bis fue derribado en sectores puntuales. Los habitantes abrieron estos pasos para poder cruzar caminando por los tendidos ferroviarios hasta la calle Padre Mugica.Cada veinte minutos, unas 50 personas abordan un ómnibus ilegal que por 2 pesos las deja en la puerta de Retiro. O bien, hacen el camino inverso que los acerca a casa. Madres con nenes en brazos, adolescentes y hasta personas mayores pisan los rieles mientras la locomotora, en aceleración, hace sonar la bocina. El peligro es una realidad cotidiana. Este negocio que dejaría más de 4000 pesos por día a cada uno de los empresarios del transporte clandestino estuvo amenazado: semanas atrás, otro habitante de la villa intentó sumarse a la competencia con una tercera línea ilegal. Y causó una disputa interna que terminó con un corte de vías en la estación...

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