Villa Inflamable: la eterna espera para huir de la contaminación

Viven condenados. Rodeados de pestilencia y de contaminación propia y ajena, los habitantes de Villa Inflamable, en el , se acostumbraron a las promesas y a esperar.

En esa espera van perdiendo la salud, las ganas y las ilusiones con las que alguna vez vivieron en ese enjambre de casillas rodeado de industrias, la Autopista Buenos Aires-La Plata y la fétida desembocadura del Riachuelo.

Las 1800 familias que siguen en esa zona de Avellaneda son parte de las 17.000 que viven en la cuenca más contaminada de la Argentina y deben ser relocalizadas, tal como ordenó la Corte Suprema en 2008. Según los estudios epidemiológicos, esta población es una de las que más han sufrido. Muchos chicos tienen altos niveles de plomo en sangre.

La mudanza es parte del plan de saneamiento que deben llevar adelante la Nación, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Aunque debían ser de los primeros en mudarse, sólo este año se aprobó la construcción de 440 casas en Isla Maciel.

Raúl Costilla trabaja en el taller textil que tiene instalado en su casa. Ya no hay más espacio, pero no amplía porque no sabe si será uno de los beneficiados por el traslado. Aunque tampoco lo convence. "A los vecinos los dejan sin sus propiedades y no han tenido en cuenta sus oficios. Queremos pagar impuestos, queremos vivir dignamente, pero están jugando psicológicamente con nosotros. Hace más de 10 años que hay rumores de mudanza y seguimos acá, con las mismas necesidades. Las nuevas casas no tienen espacio para ninguno de nuestros emprendimientos", dice.

En esa espera también se han elaborado teorías de complot en el barrio. En 2004 se anunció la reconversión del polo petroquímico. Eso aún no sucedió y las areneras y las compañías de logística no paran de ampliar sus dominios. "Resulta que no podemos vivir acá y estamos contaminados, pero las empresas avanzan. Lo que quieren es sacarnos para ocupar el lugar", argumenta Costilla.

Como si no tuvieran problemas, la mudanza les suma otro: la rivalidad histórica entre los "de la isla" y los "del doque". Carolina vive en una casa de dos plantas a medio terminar. Arriba está la habitación que comparte con otras siete personas y abajo, detrás de un espacio para estacionar el auto, está la cocina. Afirma: "Nos van a mandar directo al infierno. Va a ser una carnicería".

Los vecinos creen que la mudanza de las familias, cuando finalmente se concrete la primera etapa, no será fácil. Sostienen que la rivalidad entre los barrios, que muchas veces...

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