Viene una política muy distinta

En la mañana del viernes, un alarmante informe de inteligencia cayó sobre el despacho de . http://www.lanacion.com.ar/1628488-cuestiona-a-massa-un-documento-de-carta-abierta. El anuncio llegó mientras el gobernador de Santa Fe, i, esquivaba una balacera de encapuchados y recibía amenazas telefónicas. Esas intimidaciones se convirtieron en el atentado más grave que recibió la democracia desde 1983. En tal contexto, y con el precedente de extraños robos y de violencia contra él, Massa no desechó aquel papel de inteligencia.http://www.lanacion.com.ar/elecciones-2013-t48743Según fuentes del gobierno nacional, la monumental cantidad de recursos destinada a la campaña oficialista bonaerense supera a la que en 2009 le dedicó a la candidatura del propio Néstor Kirchner.La actual inversión, para llamarla así, incluye más de 1.500.000 pesos sólo para atacar al candidato en las redes sociales. Empresas de colectivos le hicieron saber a Massa que no podía contar con la publicidad en ese medio de transporte, porque el Gobierno les advirtió que perderían los subsidios que reciben. Los reducidos lugares cedidos a los carteles de Massa en Buenos Aires http://www.lanacion.com.ar/1630470-sin-tituloPero, ¿qué significará la victoria del Massa para el kirchnerismo? ¿Por qué se nota en el oficialismo ese espíritu de cruzada concluyente y definitiva contra el alcalde de Tigre? Las condiciones de la lucha política parecen pertenecer a algo más significativo que la victoria o la derrota en una elección de mitad de mandato. El riesgo del kirchnerismo es, en efecto, que su herencia podría caer en manos que no controlará. Massa mismo ya notificó a propios y extraños: su campaña por la presidencia de la Nación comenzará en la noche del 27 de octubre. Rápido y ambicioso, no perderá tiempo en alambicados mensajes políticos o en promesas legislativas. Irá a buscar lo que le gusta: el poder.Cristina Kirchner tocó los límites de su resistencia física y de su larga carrera en el comando de la política. Debió imaginar que nunca se iría de la presidencia, porque nunca dejó crecer a ningún delfín auténticamente propio. O eligió mal a los candidatos a sucederla. No tiene ninguno. Sólo le queda Daniel Scioli, un político que la seduce más por su indulgencia que por su ideología. El conflicto de la Presidenta podría consistir en que Massa no la dejaría elegir ni siquiera a un heredero que nunca quiso demasiado. Scioli no es Scioli sólo cuando en el camino se le cruza Massa. De hecho, dijo que no...

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