Un viejo amigo acude en ayuda de Macri

Las urgencias de la última corrida cambiaria eclipsaron detalles que, superada transitoriamente la prueba, pueden ser gravitantes en el futuro del Gobierno. Uno de ellos es el regreso de , íntimo amigo de , al núcleo de toma de decisiones. Accionista del grupo energético Sadesa y el industrial Mirgor, Caputo había resuelto hacía varios meses mantenerse alejado para no perjudicar al Presidente. Era el gran ausente en el elenco visible de los fundadores de Pro.

La crisis forzó cambios drásticos cuyos alcances no se pueden aún proyectar. El más inmediato fue operativo: junto con su primo , ministro de Finanzas, y a través de llamados a operadores, Caputo gestionó el regreso de fondos de inversión y bancos que adquirieron el martes bonos del Tesoro en pesos y Lebac y permitieron, así, que el Gobierno controlara la corrida. Esas jornadas de alarma -las peores desde diciembre de 2015, según funcionarios sin otras experiencias en el sector público- reactivaron la antigua mesa macrista porteña línea fundadora: Macri, Caputo, , y .

No es la primera vez que Caputo acude en ayuda de su amigo. Fue, por lo pronto, uno de los que llevó el rescate durante el secuestro que el entonces ejecutivo de Socma sufrió a principios de los años 90. Y es uno de los hombres a quien el Presidente escucha en serio, tal vez por cuestiones de rango: como par y amigo, no acata sus órdenes. Algunos de sus consejos y gestiones son célebres. En el libro El otro yo: Nicolás Caputo, socio y operador secreto de Mauricio Macri en la Argentina del capitalismo de amigos (Planeta, 2017), los periodistas Esteban Rafele y Noelia Barral Grigera recuerdan que fue Caputo quien sondeó a Gabriela Michetti como compañera de fórmula presidencial para 2015. La entonces senadora estaba distanciada de sus jefes de Pro por haberse empecinado en enfrentar a Rodríguez Larreta en la interna porteña, pero, según cuenta ella misma, recibió un día un llamado. Era Caputo. "Sigo pensando que serías la mejor candidata -le dijo-. Pero antes de tirarme a la pileta, avisame si hay agua".

Agua no faltó. El libro compendia además objeciones que el empresario les hizo a los autores sobre la emisión de Lebac del Banco Central. La más directa: "Es un disparate. Lo único que hace es que la gente ahorre guita y no invierta. A esa tasa, hasta yo coloco todo a renta. ¡Viva Sturzenegger!".

Aquella opinión puede anticipar qué podría sugerir ahora con ese instrumento financiero. No está tan claro, sin embargo, si será...

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