Vidas (no) paralelas

El general Juan Domingo Perón se ufanaba de su formación humanística a través de la lectura de Plutarco, cuyas Vidas paralelas seleccionan trayectorias ejemplares de la Antigüedad, contraponiendo virtudes y defectos de héroes griegos con sus correlatos romanos.

La admiración de Perón por esa obra clásica sirve como introducción para comparar las conductas de un empresario "nacional y popular" que se enriqueció con contrataciones públicas en Santa Cruz y utilizó esos fondos para comprar allí estancias enormes, con la actitud de un extranjero ecologista, que también compró campos extensos, con fondos provenientes de su bolsillo, con el objeto de restablecer la biodiversidad y donarlos a los gobiernos de la Argentina y Chile.

El 10 de agosto de 2006, tenaza en mano, el ex funcionario kirchnerista Luis D'Elía forzó la entrada en un campo en Corrientes, en la zona del Iberá, perteneciente al citado ecologista norteamericano, Douglas Tompkins. Acompañado de la diputada nacional Araceli Méndez de Ferreira (FPV), irrumpió en la estancia montado en un Unimog del Ejército Argentino, cortando alambrados y derribando tranqueras, supuestamente para permitir la circulación de campesinos indígenas y, también, como acto de soberanía ante el presunto intento de apropiación, por parte de Tompkins, de las reservas de agua dulce que contiene el Iberá.

Mientras el ruidoso D'Elía distraía con sus tenazas, sus gritos y su Unimog (y sus fotógrafos), aprovechando la barahúnda y variando sus múltiples disfraces, el socio oculto del matrimonio Kirchner, Lázaro Báez, comenzaba su raid de compras de estancias en Santa Cruz, pagándolas al contado y, en muchos casos, con sobreprecios.

Desde 2006 en adelante, Báez compró 25 estancias, que equivalen a unas 400.000 hectáreas. Esto representa la mitad de las tierras que posee la familia Benetton, principal propietaria en la Patagonia (Compañía Tierras del Sud), a quien Báez le compró la famosa estancia Cruz Aike, de 36.000 hectáreas, poblada con 9000 ovinos, a 60 kilómetros de El Calafate, epicentro de sus negocios hoteleros, incluido un hotel fantasma que, pese a estar finalizado, Báez nunca inauguró. El primer grupo de tierras compradas por Báez está ubicado al margen del río Santa Cruz. Fueron una decena de estancias que totalizan 200.000 hectáreas y por las que se habrían pagado, según registros de la propiedad inmueble, 15 millones de pesos y 1,12 millones de dólares. Son La Julia, El Relincho, Cruz Aike, Rincón, Río...

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