Vidal, frente a la difícil misión de rescatar a Macri

"A mí siempre me tocó correr de atrás y tener que remarla. Nunca la tuve fácil, y ahora tampoco. Ya estoy habituada. Ahora hay que trabajar para tratar de ganar". Con tanta determinación como subordinación, la soldado ya se puso al frente de la difícil misión de rescatar al comandante rehén de los desaciertos económicos.La gobernadora bonaerense asumió que debe convertirse en el inflador de la desvaída imagen e intención de voto del Presidente en su provincia, pero también más allá de esa extensa y compleja frontera.En el gabinete provincial se acabaron las especulaciones. Enterrada la posibilidad de desdoblar los comicios bonaerenses, la gobernadora dio la orden de cerrar filas y ponerse a trabajar para ganar las sin descuidar una gestión que no está para ponerla en piloto automático, a la que no le faltan desafíos y amenazas, externas y desde dentro del propio espacio oficialista.Tampoco hay plan B. La candidatura a la reelección de Macri no se discute. En la Casa Rosada y en La Plata blindaron los oídos para no escuchar los muchos planteos de revisar el nombre del postulante a presidente. Planteos que recrudecen a cada salto del dólar. Vidal es el plan A (de as de espadas).En la alta imagen que mantiene, pese a todo, la gobernadora y en su capacidad de transferirle votos a su jefe reside gran parte de la ilusión electoral oficialista. Exactamente al revés de lo que ocurrió en 2015, cuando Macri potenciaba a una casi ignota Vidal.Para la gobernadora también se trata de una cuestión de autopreservación. Vidal sabe que corre el riesgo de que, aunque su misión de rescatar al Presidente sea exitosa, al final no haya salvavidas para ella. La elección provincial no tiene segunda vuelta, a diferencia de la presidencial. Se gana o se pierde por un voto.En 2015, ella obtuvo el triunfo sobre Aníbal Fernández (nada menos) gracias a un inusual corte de boletas. En el territorio bonaerense, Scioli le había ganado a Macri en la primera vuelta por 4,4 puntos. En el tramo para gobernador, se invirtió la relación. Hoy la mayoría de las encuestas pronostican que la diferencia entre Macri y Cristina Kirchner (si se llegara a presentar) es en la provincia de más del doble de la que logró Scioli.Retener la gobernación parece imposible sin recortar aquella distancia en el segmento presidencial a la mitad, como mínimo. Nadie imagina otro Aníbal Fernández en la boleta kirchnerista. Cristina ha traspasado demasiado el límite de la racionalidad en materia...

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