Vidal, decidida a avanzar pese a Baradel

Los gremios docentes bonaerenses acaban de anunciar un paro en rechazo de su propuesta salarial, pero parece no alterarse. Se apresta a iniciar el almuerzo de trabajo que tenía previsto desde hacía días. Durante más de dos horas se enfocará en el balance de la primera mitad de su gestión y en mostrar lo que hará en el último tramo. Tiene estudiada la reacción ante la medida de fuerza, que daba por descontada.

Y así se lo transmite a sus colaboradores para que no queden dudas de la línea a seguir. "Para mí, es más importante que un chico aprenda que que empiecen las clases. En los últimos 10 años los gremios hicieron 123 paros y la educación está cada vez peor", sostiene. El conflicto puede ser largo y los días sin clases, muchos, pero no habrá concesiones, dicen en La Plata.

"A Baradel lo preocupan sus afiliados y sus privilegios, no el sistema educativo. Mi objetivo es la mejora de la educación. Los maestros son una parte importante del sistema, pero no la única", les recuerda Vidal a sus colaboradores. Para que lo difundan.

La conclusión parece obvia. , líder del mayor gremio docente provincial y la cara más polémica de los maestros, resulta un adversario a medida de la dirigente política más popular del país. Vidal no pierde la oportunidad de reafirmar que ella encarna una transformación para mejorar el Estado, en cuyo centro, dice, está la educación, mientras exhibe al kirchnerista como el pasado que no quiere cambiar, ni siquiera lo que está en ruinas, porque teme perder privilegios.

El "agradecimiento" a Baradel excede al vidalismo. El antagonismo con los años finales del kirchnerismo, que rindió frutos en la primera mitad de la gestión de Cambiemos, empezaba a perder eficacia: sus gobiernos ya tienen un pasado propio y para una parte creciente del electorado el balance entre promesas y resultados está entre el amarillo y el rojo. Por eso, las principales figuras del kirchnerismo, encabezadas por Cristina Kirchner, habían decidido correrse de la primera fila de la confrontación, convencidas de que la economía hará lo que ellas no logran: mellar la adhesión al Gobierno. Pero Baradel llegó antes y los macristas se regocijan: creen que su voluminosa sombra eclipsa el futuro calamitoso que proyectan los kirchneristas.

Una línea une el discurso y la acción de Vidal con su jefe máximo, Mauricio Macri. A ambos lados de la General Paz repiten que este es un año para invertir capital político y que lo que no hagan ahora no podrán hacerlo el...

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