La vida siempre, y en todas sus etapas

La Cámara de Diputados de la Nación puso en discusión una iniciativa que busca otorgarle jerarquía constitucional a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida también como Convención de Belém do Pará, por el nombre de la ciudad brasileña donde fue adoptada, en junio de 1994.

En mi gestión como diputada nacional, en 2008, di mi apoyo a la Convención para defender los derechos de las mujeres. En mi discurso manifesté que debía tenerse presente la limitación que plantea la misma Convención de Belém do Pará: "Nada de lo dispuesto en la presente Convención podrá ser interpretado como restricción o limitación a la Convención Americana sobre Derechos Humanos o a otras convenciones internacionales sobre la materia que prevean iguales o mayores protecciones relacionadas con este tema", (Art. 14 de la Convención de Belém do Pará). Con lo cual, queda a salvo el derecho a la vida establecido en el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: "Derecho a la vida 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción".

Sin embargo, hoy, 14 años después de aquel discurso, todas las leyes y convenciones están atravesadas por la ideología de género y el aborto y, por lo tanto, se tergiversa el sentido original de Belém Do Pará.

A simple vista pareciera ser una buena causa y hasta necesaria. Sin embargo, si analizamos las recomendaciones de quienes nos representan en el cumplimiento de esta Convención a través de su mecanismo de seguimiento (Mesecvi), resulta notable que diseñaron esta artimaña para seguir impulsando el aborto.

Elevar a rango constitucional la Convención de Belém Do Pará es adoctrinar a las provincias y a la ciudad de Buenos Aires, levantando en todo el país la bandera del aborto, en el marco de un feminismo extremo e ideología de género recalcitrante, tratando de cancelar todo debate a favor de los niños por nacer, y en contra de las convicciones éticas y morales de millones de argentinos.

De aprobarse, deberá subordinarse al aborto libre y gratuito el estado nacional en sus tres poderes, como así también las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y toda la sociedad argentina.

No cabe duda que todos debemos trabajar para eliminar y erradicar la violencia contra la mujer, pero es lamentable el uso de esta problemática para seguir instalando violencia, apuntando a...

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