Viajes de legisladores: un secretismo inaceptable

La reciente visita de un numeroso grupo de legisladores argentinos a los Estados Unidos durante la semana en la que ese país realizó sus comicios presidenciales debe estar debidamente documentada. En los últimos días, desde diversos ámbitos, esos traslados fueron cuestionados. Por un lado, porque, al verse disminuido el número de miembros en el Congreso nacional y en varias Legislaturas distritales, se ha resentido la marcha del proceso parlamentario. No funcionaron numerosas comisiones y no hubo sesiones en varias cámaras.

Nadie duda de la importancia de ser observador de un proceso electoral como el norteamericano, del que siempre se puede aprender, y mucho. Lo que no debe haber son sospechas respecto del carácter en el que se viaja, quién financia esos movimientos y si se ha calculado el costo local de paralizar un cuerpo parlamentario cuando están pendientes de discusión numerosos proyectos clave para el país.

Se ha dicho que volaron hacia los Estados Unidos entre 200 y 500 legisladores pertenecientes al Congreso nacional y a las legislaturas bonaerense, porteña y de distintas provincias. Parece un número exagerado, pero no lo sabemos a ciencia cierta: el secretismo que rodea este asunto es tan cerrado como inadmisible.

Tal fue el escándalo que provocó esa versión que algunos de esos legisladores que ya se encontraban en los Estados Unidos tuiteando imágenes sobre sus recorridas decidieron borrar esos mensajes de las redes sociales. Y eso, precisamente, siembra más dudas. Si no hay nada que esconder, ¿para qué deshacerse de ellos?

Tras la catarata de críticas, el oficialismo en el Congreso difundió un cronograma de actividades a las que iban a asistir los legisladores. Se mencionaron, entre otras, la concurrencia a dos centros de votación en Virginia; una reunión con el representante permanente de los Estados Unidos ante la OEA, Kevin Sullivan; una recepción en la embajada argentina en Washington; una reunión con el presidente del Inter-American Dialogue, Michael Shifter, y la participación en un debate. No mucho más que eso fue posible conocer, ya que, hasta el momento, no se ha hecho público por quién ha sido invitado cada legislador, cómo se costearon todos sus gastos y si, efectivamente, asistió a los eventos a los que estaba previsto que concurriera. ¿Por qué es importante enterarnos de todo esto? Porque se trata de información pública, de datos que no deben ser ocultados a los ciudadanos. Se trata ni más ni menos que de la...

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