Una vez más, Brasil mostró en la calle toda su indignación

SAN PABLO.– destapada por el escándalo de sobornos en Petrobras y frustrados por la caída de su economía, los brasileños parecen no estar dispuestos a dejar de ir a las calles para expresar su insatisfacción. Aunque en menor cantidad que los casi dos millones de personas que un mes atrás sorprendieron al gobierno al movilizarse por el , más de 600.000 brasileños marcharon ayer en las principales ciudades del país al grito de "¡Fuera Dilma!".

Al igual que las protestas del 15 de marzo, esta segunda oleada de manifestaciones, tres meses y medio después de que Dilma inició su segundo mandato, había sido convocada a través de las redes sociales por grupos sin vínculos con partidos políticos, como el Movimiento Brasil Libre, Revoltados Online y Vem Pra Rua. Tenían la idea de reunir más gente que la que salió a las calles el mes pasado, pero según los organizadores unas 687.000 personas participaron esta vez, en tanto que de acuerdo con la policía fueron 675.000.

La mayor concentración se logró, otra vez, en San Pablo, donde las autoridades estimaron en 275.000 la multitud que ocupó la emblemática Avenida Paulista vistiendo camisetas verdeamarelas de la selección nacional de fútbol. Con los mismos colores salieron a las calles en Curitiba, donde la protesta congregó a unas 40.000 personas, en Brasilia (25.000), en Río de Janeiro (12.000), en Belo Horizonte (20.000), en Salvador (5000) y en el resto de las más de 200 ciudades que registraron marchas antigobierno salpicadas por algunos grupos que pedían una intervención militar.

"¡Fuera Dilma! ¡Fuera el PT", eran las proclamas que más se escuchaban en referencia al oficialista Partido de los Trabajadores, acusado de haber instalado en Petrobras un multimillonario esquema de cobro de coimas a constructoras desde que llegó al poder en 2003, con Luiz Inacio Lula da Silva, que no se salvó del repudio: "Lula, usted no sabe de qué es capaz el pueblo", decía un cartel.

"El PT quebró a Brasil. Empezó bien, pero se embriagó con el poder. No tengo nada en contra de la igualdad social, pero lo que están haciendo Lula, Dilma y sus secuaces es robar descaradamente; se han convertido en unos sinvergüenzas que nos están dejando sin futuro", dijo a LA NACION Glaucia Sangiovanni, economista paulista de 52 años.

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