La versión barroca y teatral deBabasónicos triunfó en el Colón

"Lo regalado es mío y se acabó", canta Adrián Dárgelos en una sentida versión de "El loco" en esta noche especial, de gala, de capa negra para él, en la que parece haber dejado que sus canciones, esta vez, hablen por él.

Porque es cierto que nada ni nadie le podrá quitar a Babasónicos el lugar al que, a fin de cuentas, llegaron a través de su música. Ni siquiera esos salvajes de traje que le quieren enseñar, que lo quieren educar, como canta en los versos de "Posesión del tercer tipo", un viejo tema que no casualmente decidieron incluir como apertura de su noche en el Teatro Colón en el marco del ciclo LN Cultura, a pesar de que no fuera parte de su set en la gira de teatros que llevaron a cabo este año.

Tras su polémica por su desembarco en el Colón, Dárgelos decidió no agregar ni una palabra a lo que ya escribió en sus canciones. Su único statesman fue un guiño de buena conducta, luego de que una chica le gritara con pasión "vaaamos": "¿Adónde? Si estamos donde queremos", retrucó el cantante y no volvió a dirigirse a su público, que celebró este concierto como un triunfo propio, casi tanto como los seguidores de los Redondos festejaron en su momento su llegada al estadio de River.

Porque más allá de que los músicos hayan minimizado la importancia de su debut en el Colón, en típico gesto babasónico, lo cierto es que la sala le sienta bien a esta banda barroca, que logró una puesta en escena elegante, simple y contundente, a cargo de Sergio Lacroix, y que en la deconstrucción de su repertorio, en la desnudez de sus canciones encontró la razón de su espectáculo. "Tan freak, tan freak y tan popular", canta ahora Dárgelos, sorprendiendo a su gente desde uno de los palcos y, una vez más, sus versos cobran nuevos significados aquí y ahora.

A lo largo de treinta temas comprimidos en dos horas, Dárgelos regala los mil y un trucos de performer freak y popular. Mientras el resto de la banda permanece en el fondo del escenario, el cantante enfrenta solo a la audiencia bien adelante, casi en el borde del escenario. Baila, se mueve lentamente, gesticula, sonríe pícaro, se arrodilla, eleva sus manos y pide más. "El camino a la fama no significa nada si no hay una misión" susurra ante el griterío de sus fans.

Luego llegará el momento íntimo dentro de la intimidad del show, con el cantante y el guitarrista Mariano Roger a solas en el proscenio y con el telón cerrado, interpretando "Como eran las cosas" y "Celofán", a guitarra acústica y voz.

Antes y...

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