Verdades ocultas detrás del festín de los 'patriotas'

La pesada fatiga de un cambalache disfrazado de revolución virtuosa se abate sobre nosotros. Y eso que la Patria Financiera estuvo a punto de salvar al gobierno nacional y popular del abismo. Parece un sarcasmo, pero se trata de pura lógica: los bancos fueron el sector económico más beneficiado por el modelo de los Kirchner, quienes jamás osaron realizar de verdad el progresismo declamado. Gravar, por caso, toda la renta financiera. La devaluación de Kicillof, sin ir más lejos, les hizo ganar de un día para el otro miles de millones a los mandarines de la "década bancaria". Fue lógico que acudieran como mayordomos perfumados al llamado del Gobierno y que aceptaran levantar el muerto en Nueva York. Por favor, señora, faltaba más. Como el asunto se fue complicando por razones de política interna, los buitres desconfiaron y pidieron más dinero, y como el puchero entero comenzó a oler muy mal, el mismo gobierno que los había incentivado les retiró el respaldo, los negó tres veces y elaboró a posteriori una explicación despectiva y satanizadora.Todo sea por las encuestas secretas que le acercaron a la presidenta de la Nación. Ella se inclinó sobre esos números como un sediento que atraviesa el desierto y termina arrodillándose bajo un hilito de una canilla oxidada. La leve mejoría de su imagen, dentro de un contexto de inexorable declinación, pareció convencerla de que perdiendo triunfaría, porque nada rinde más que el papel de gladiadora celeste y blanca, y nada cohesiona tanto como la tranquilidad de creer que luchamos contra siniestras conjuras del imperio. A una porción robusta de la sociedad argentina le encanta pensar que somos blanco de un complot foráneo y practicar, en consecuencia, un heroísmo inofensivo, base fundamental de toda la religiosidad kirchnerista.Aunque el glamour del fracaso ("nos castigan porque somos buenos") es inherente al ser nacional, hay siempre un argentino que al anoticiarse de cualquier fallo adverso reacciona con dolorido respeto, y trata de no entrar en desacato y de solucionar prolijamente el problema. Y otro argentino que reacciona airadamente, insulta al juez, escupe a la Justicia y convence a su familia y amigos de que es víctima de una conspiración planetaria. El kirchnerismo dictaminó que los litigios se resolvieran en tribunales estadounidenses, después repudió al magistrado y a la Corte norteamericana, denunció a la Casa Blanca por negarse a manipular al Poder Judicial y, tras aceptar al mediador, salió en seguida a...

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