La verdadera batalla que espera al Gobierno

Primer round: el presidente Mauricio Macri, al inau-gurar las sesiones del Congreso, les reprocha en la cara a los representantes del kirch-nerismo el calamitoso estado en que dejaron el país. Éstos responden desde sus bancas con algunos abucheos y muestran pancartas con mensajes tales como "Basta de despidos", "Gobiernan las empresas" o "Destrucción del Estado".

Segundo round: también en el Congreso, el diputado kirchnerista Axel Kicillof dispara un gancho de izquierda hacia el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y acusa al Gobierno de "capitular" ante los fondos buitre. Prat-Gay devuelve el golpe: saca un mortífero jab, también de izquierda, y le recuerda al ministro de Economía de Cristina Kirchner que él cerró en apenas 48 horas el acuerdo con los acreedores del Club de París y les pagó el ciento por ciento de la deuda sin chistar. Kicillof queda groggy.

Es probable que en las próximas semanas se sucedan otros rounds de igual intensidad entre el gobierno nacional y el kirchnerismo, aunque probablemente el más esperado tenga lugar el 13 de abril, fecha para la cual Cristina Kirchner ha sido citada a prestar declaración indagatoria por el juez Claudio Bonadio en la causa por las operaciones de venta de dólares futuro que resultaron ruinosas para el Estado, en las postrimerías de su gestión presidencial. Para ese día, se estima que el kirchnerismo preparará un multitudinaria manifestación callejera en apoyo a su líder.

Nada de esto le quita el sueño a Macri. Es que, en buena medida, el proceso de idealización de su figura que experimenta una porción mayoritaria de la opinión pública se explica a partir del reconocimiento por haber provocado la retirada del kirchnerismo del poder. En otras palabras, la polarización con los seguidores de Cristina Kirchner es el escenario que más favorece al Gobierno en términos de imagen, al tiempo que estimula a sectores del peronismo que quieren diferenciarse del kirchnerismo a colaborar en acuerdos de gobernabilidad.

Hasta pocos días antes de que Macri expusiera ante la Asamblea Legislativa el martes pasado, la decisión de hablar o no de la herencia recibida dividía al grupo gobernante. Los aliados radicales y de la Coalición Cívica, al igual que ministros como Rogelio Frigerio, propiciaban una detallada descripción del estado en que había quedado la Argentina cuando Macri recibió el poder. Otros grupos, más ligados a los equipos de comunicación, como Marcos Peña y el siempre presente asesor...

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