Vera, la pesadilla materna de Putin

La señora Vera insiste: ella es su madre, él es su hijo. Vera Putina (79) está convencida de que el presidente de Rusia, , es su "Vova", como le decían a su muchachito, también llamado Vladimir Putin. El chico tenía su apellido porque así debió inscribirlo cuando le contaron, cuando se enteró, cuando el corazón se le fue a los pies. Le tuvo que poner su apellido porque Platon Privalov, su amor, el padre de la criatura, era un hombre casado y lo dejó cuando lo supo. Tuvo a Vova con ella hasta que él tuvo 9 años, cuando la convivencia con su nuevo marido, Georgy Osepashvili, estalló y para salvar las cosas lo llevó a Rusia, a la casa de sus padres. Los abuelos lo tuvieron con ellos poco tiempo, pronto lo entregaron a unos parientes de San Petersburgo. Así lo explica Vera, nacida en un pueblito de los Urales rusos, desde Meteji, población ubicada a una hora de Tiflis, la capital de Georgia. Así lo contó por primera vez en 1999, lo contó nuevamente en 2008 -durante la breve guerra entre Rusia y Georgia- y volvió a hacerlo estos días, para un gran reportaje del . Si la señora Vera tuviera razón, si el presidente Putin en realidad fuera su hijo, cambiarían muchas cosas y ciertos hechos históricos adquirirían nuevos sentidos a la luz de estas carencias, como su relación con Georgia, el país de origen de su padrastro y en donde él mismo fue criado.

La desde hace 15 años dice que fue el hijo de Vladmir Spiridonovich Putin y Maria Ivanovna; que su madre lo tuvo a los 41 años y que se crió como hijo único porque sus dos hermanos mayores murieron antes de su nacimiento; uno de ellos durante el sitio alemán a Leningrado (como se llamaba entonces San Petersburgo). Su madre era ama de casa; su padre, un empleado que sirvió en el Ejército (Putin , durante los homenajes por la victoria sobre los nazis). El único lustre familiar proviene de su abuelo paterno, que fue cocinero de Lenin y Stalin. Los desconfiados dicen que cuando Putin llegó a ser director de los servicios secretos rusos cambió su historia de vida porque su verdadero origen podría ser un obstáculo para su futuro en la política. Hay agujeros negros en su historia oficial, como los hay en la historia que cuenta Vera. No hay fotos de su primera infancia; las fotos más antiguas que se le conocen son de los años 60, cuando ya estaba en San Petersburgo. Lo más extraño, sin embargo, es que desde el Kremlin no hayan hecho nada potente para dar por terminado el episodio y que cuando se consulta a los...

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