Ventas integrales: cuando en solo ocho horas se liquida todo lo que hay en una casa

Una mañana en que Mara García, de 68 años, iba al supermercado quedó sorprendida por un inusual agolpamiento de gente en la puerta de un edificio vecino. Pensó que se trataba de un velorio. Por curiosidad preguntó qué pasaba. Le respondieron que se hacía una "venta integral": se vendía el contenido completo de un departamento. Cuadros, vajilla, ropa, muebles, fotos familiares, adornos. Todo.

Cada fin de semana, en la ciudad y el Gran Buenos Aires, se celebran al menos una docena de estos eventos en los cuales se abren las puertas de una casa o departamento para liquidar todo lo que hay adentro. Por viajes al exterior, divorcios o sucesiones, hay quienes contratan empresas especializadas en la organización de estas ventas para despojarse en apenas ocho horas de bienes acumulados a lo largo de décadas.

Ahora Mara, profesora de inglés, espera para entrar a un edificio en Gelly y Obes, en "La Isla" de la Recoleta. "Renové toda mi casa con muebles comprados en ventas integrales", dice. Y cuenta que los precios pueden ser hasta un 50% más bajos que en Mercado Libre. Hoy busca ropa y accesorios. "A última hora, sobre las 18, se hacen buenos descuentos, aunque queda poco".

En una hoja de papel que se pega en un poste de luz o un árbol frente a la puerta de entrada del edificio, la gente agrega en orden de llegada su nombre con una birome. Luego, personal de seguridad de la empresa organizadora controla los DNI.

Las ventas más exitosas pueden convocar hasta unas 300 personas, que para ingresar a la vivienda se suceden en grupos de tres o cuatro. Aunque las puertas se abren a las 10, alguna gente empieza a hacer la cola alrededor de las 12 de la noche. Los dueños de anticuarios suelen ser los primeros en llegar para quedarse con las piezas más codiciadas, que después revenderán.

Luciano Funes atiende una feria que vende ropa, adornos y muebles. Y todos los fines de semana recorre ventas en busca de material. "Los precios a veces son regalados y a veces no", distingue, mientras hace la cola para entrar a la venta de Gelly y Obes, a donde llegó a las cinco de la madrugada.

María Maranessi se dedica a la organización de estas ventas. Su hermana Eugenia, que trabaja con ella, distingue las ventas integrales de las tradicionales ferias americanas: "Solo tomamos casas o departamentos completos -precisa-. Los precios los fija el mercado. Hoy el diseño moderno cotiza bien; en cambio, los muebles antiguos están baratos". Sin embargo, los valores de las piezas...

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