La venta de drogas se convirtió en una forma de ganarse la vida

El 85 por ciento de los habitantes de barrios humildes siente que vive rodeado de quioscos de venta de droga. Ese dato expuesto el año pasado por el Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina sintetiza con la fuerza de las cifras a la penetración narco en el tejido social argentino. Está naturalizado el comercio de estupefacientes. Es un punto más en la estructura urbana, Está el almacén, la peluquería, la ferretería y el búnker narco. Y al volverse una presencia cotidiana ese negocio se idealiza. Se masifica. Se vuelve una opción de empleo cuando el trabajo falta.

Muchas familias se introducen en la ilegalidad para asegurarse un sustento que no llega por otro lado. Otros lo hacen como forma de ascenso social. Es un grupo de la red narco que no piensa en vivir en un country, sino en llegar al otro día. Es la economía narco de subsistencia.

La dolorosa escena que se vio en Mendoza, con niños que en lugar de un rincón con juguetes conviven entre bultos con marihuana, se repite en la ciudad de Buenos Aires, en el conurbano, en Rosario y en pequeñas localidades. Una proporción importante de las mujeres que cumplen condenas acompañadas por sus hijos menores a cuatro años fueron atrapadas como vendedoras minoristas de drogas. La changa hoy es poner un quiosco con cocaína, marihuana o paco. Es una realidad que conocen los políticos hace tiempo.

Un ministro del anterior gobierno era claro con sus interlocutores. Sus punteros le advertían que no había planes sociales ni dinero en subsidios oficiales que pudiesen revertir su derrota territorial frente a los dealers. Los grupos piqueteros confrontan en los asentamientos con los narcos por cada olla popular. Durante la crisis de 2000/2001 esos baqueanos del humor social podían hacer su acercamiento doctrinario hasta con adolescentes. Hoy prácticamente deben pedir permiso al narco local para tener una mínima zona semisegura para su trabajo territorial. Otros son los dueños de los barrios. A fuerza de miedo, pero también con un buen flujo de dinero en efectivo para convencer a vecinos que antes no pensaban en hacer algo ilegal.

Los planes de urbanización en las villas 31-31 bis y la 1-11-14, en principio, tienen la intención de competir desde el Estado con la presencia de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR