Vélez aclaró el panorama: le ganó al tiempo

Tiempo. Era cuestión de tiempo, por más que Vélez corriera de acá para allá con el reloj en la mano, como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas. Algo de caricatura psicodélica tuvo ese final de avances furiosos en el que, como lógica consecuencia de la perseverancia, la ambición y los quilates de las individualidades, el equipo de Liniers se llevó la victoria frente a Deportivo Quito. De ataques lanzados, por los costados, por el centro, por donde se pudiera. De toque y toque, en busca de un desnivel que apenas pudo darse sobre el cierre. Todo le costó demasiado hasta que las agujas se posaron en el minuto 43 de la segunda parte, la hora exacta en la que el Burrito Martínez quebró la dura resistencia de los ecuatorianos. Fue una victoria con alcances a largo plazo.Vélez le ganó al tiempo y, a la par, ganó tiempo. No podía quedarse sin el éxito porque así consiguió tranquilidad a futuro. A partir de ahora, con cinco puntos de ventaja en el Grupo 7, se sentirá más libre en la Copa Libertadores: la clasificación para los octavos de final quedó a centímetros suyo. Tanto que ya se habla de una formación alternativa en México, ante Chivas, pese a que el partido se jugará recién el 11 de abril. Y también se sentirá algo más suelto en el Clausura, sobre todo en eso de dosificar las fuerzas y, pese al recambio, mantenerse firme en cada una de las competencias, y hasta en la Copa Argentina, a la que empezará a prestarle algo más de atención a partir de ahora.Fue un festejo largo y sentido como un desahogo. Vélez se quedó con la sensación de que mereció el triunfo, pero no jugó bien. Al menos, no como puede hacerlo. Tuvo vaivenes dentro del mismo partido. Empezó con todo, pese a que ni Martínez ni Insúa estuvieron en su plenitud futbolística, y desaprovechó varias situaciones. Después se quedó y Deportivo Quito dejó su timidez a un costado. Luchó más y hasta inquietó con alguna corrida del argentino Alustiza, bien resuelta por Barovero.Esta vez los líderes estuvieron en el fondo. Domínguez empujó cuando los demás parecieron quedarse y Cubero, que se perdió un gol increíble, cambió la desconfianza por un trabajo sólido y hasta con buenas asistencias. Eso sí: el capitán, en la boca del arco, estrelló en el palo un tiro que pareció fácil, tras un intento de Insúa y un rebote de Elizaga.Algunos recursos surgieron cuando otros flaquearon. Augusto Fernández, de lo más interesante al principio, decayó y se potenció el Burrito Martínez, cuyo mejor repertorio...

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