La veda al cigarrillo pudo más que las tarifas bajas

Los cinco bingos porteños tienen hoy una particularidad: sus grandes salas quedaron desproporcionadas para la escasa cantidad de gente que concurre a lo largo del día. Tal es así que hoy habilitan para el juego un cuarto del salón, donde, en promedio, unas 80 personas eligen una mesa, compran sus cartones y están atentos al bolillero.La entrada a los bingos porteños cuesta 2 pesos, al igual que cada cartón ordinario. Acertar una línea equivale a un premio promedio de 70 pesos, y hacer "bingo" implica un premio de más de 200 pesos, según la cantidad de apostadores que haya en juego. Los cartones especiales, que cuestan entre 4 y 15 pesos, tienen premios mayores. Y quien llegue a completar el cartón antes de la bolilla 40 obtendrá el pozo acumulado, que la semana última, por ejemplo, era de más de un millón de pesos en el Bingo Lavalle.Pese a todo, es muy poca la gente que concurre hoy a los bingos, donde tampoco se puede fumar y esa prohibición se cumple, según advirtió La Nacion en una recorrida por las salas de la ciudad.En el Bingo Congreso, por ejemplo, sólo un cuarto de la sala está habilitado durante la tarde. "Antes se llenaba y era más divertido e interesante jugar, porque los premios eran mayores. Pero desde hace tiempo la gente fue perdiendo el interés. Para mí es un pasatiempo diario", dijo Miguel, vecino del barrio y cliente habitual.En el Bingo Lavalle, el encargado del comedor...

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